Con 32 años de edad Antonio Machado acababa de ser nombrado formalmente catedrático de francés en el Instituto de Soria, y en esta jornada primaveral de finales de abril inició un largo viaje para tomar posesión pero, sin saberlo, aquel viaje también marcó su vida para siempre. Algunos autores han apuntado que la llegada se produjo el 1 de mayo, pero más bien suponemos que sería el 30 de abril pues el periódico Heraldo de Soria del miércoles 1 de mayo de 1907, en su página 4, recoge este somero comentario "Ha sido nombrado, por oposición, Catedrático de Francés del Instituto General y Técnico de Soria D. Antonio Machado Ruiz", y teniendo en cuenta que la prensa solia imprimirse el día previo o el mismo día de madrugada, creemos que sería el día 30, aunque en el fondo ¡qué más da! La fecha es la excusa para hablar del tema y si no fuera hoy será mañana cuando habláramos de ello.
Tras
un largo viaje en un "pequeño tren Smet y Ropero, de fabricación
hispanosuiza", según Ian Gibson en su obra biográfica “Ligero de equipaje”
(Ed. de Bolsillo 2016), Antonio llegó a la vieja estación de San Francisco de
Soria. No lo podemos saberlo con seguridad pero podemos imaginarlo agotado del
traqueteo, sentado en un banco de madera de su vagón de tercera, con sombrero y
abrigo de paño, o en la cantina de la estación de Soria haciendo tiempo entre
cafés y cigarrillos, hojeando en silencio un ejemplar de El Avisador Numantino,
o pensando en la próxima publicación de su libro en el que tendría que incluir
algún poema de esta tierra. Apenas un rato antes, entre Almazán y Quintana y a
través de vaho de los cristales, el poeta había podido vislumbrar el amanecer
de un nuevo día con el sol saliendo entre los pinos.
Tomaría
posesión de su cátedra en el Instituto y allí le informarían que dará clase de
francés a siete alumnos de primer grado y otros nueve de segundo, con edades
entre los 12 y 14 años. Suponemos que Antonio preguntaría por una pensión
cercana y que alguien le recomendaría la del Collado 54, a dos minutos del
Instituto, propiedad de Regina Cuevas Acebes y del practicante Isidoro Martínez
Ruiz donde, casi seguro, nadie conocería a un poeta que comenzaba a ser famoso
en círculos literarios, autor de Soledades (1903), y ampliaría con Soledades,
Galerías y otros poemas (1907), y colaborador habitual de algunas revistas
literarias.
No
pasó mucho tiempo en Soria. El periódico Tierra Soriana de 6 de mayo dice que
marchó a Madrid el día anterior, y, como el curso académico acababa el 22 de
mayo, obtuvo licencia, regresó a Madrid y no volverá a Soria hasta octubre. Ian
Gibson sospecha que en aquel verano pasó en Soria algún tiempo para ir
familiarizándose con la ciudad, pero con seguridad fue en octubre, con el
comienzo del curso, cuando Machado llegó a Soria y se alojó otra vez en la
pensión de Regina Cuevas, pero esta cerró sus puertas en diciembre de ese año y
con otros huéspedes, como el medico Mariano Íñiguez, se trasladaron a la
pensión de Isabel Cuevas, hermana de aquella, en la calle Estudios donde vivía
con su esposo Ceferino Izquierdo y sus hijos, Leonor de 13 años, Sinforiano de
10 y Antonia que tenía unos meses. Aquel golpe del destino marcó para siempre
sus vidas, pero eso él todavía no lo sabía.
Escultura y busto de Antonio Machado en la plaza del Vergel, 2016, autor Alberto Arribas |
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