miércoles, 29 de abril de 2020

29/04/1884: Entrar en fiestas deja de ser obligatorio.


Dentro de una semana más o menos, todos los domicilios sorianos recibirán la visita de los cuatro de su cuadrilla y preguntarán si queremos o no entrar en fiestas, algo que, lejos de ser una obligación, es un orgullo, pero no siempre fue así, y el origen de esas visitas lo justificaremos en esta jornada.

        Hasta entonces, y con algún intento de eliminarlo como vimos ayer, todas las familias sorianas estaban obligadas a entrar en fiestas con el visto bueno de las autoridades, pero para disgusto de algunos vecinos que entendían que, les gustasen o no las fiestas, no podía ser obligatorio participar en ellas, pagarlas y mucho menos ser mayordomo o jurado cuadrillero, que eso no se pagaba ni con dinero. El problema ya era serio pues, si algún vecino se negaba, el Ayuntamiento le embargaba. Ante esta situación, un grupo de unos veinte vecinos se unieron y elevaron un recurso de alzada ante el Gobernador Civil de la provincia por los bienes que les había embargado el Ayuntamiento, en concepto de descubiertos de 'Cuadrilla', para forzar el pago de la tajada correspondiente al año 1883. En dicho recurso se argumentaba la ilegalidad de que ese pago fuera obligatorio, aunque se hubiera rechazado la entrega de la citada tajada, ya que dicha obligatoriedad lo convertía en un impuesto para el que la Corporación municipal no tenía competencias, y las Ordenanzas municipales, que eran las que imponían dicha obligatoriedad, no podían estar por encima de las leyes constitucionales.
        Con la ley en la mano al gobernador civil no le quedó más remedio que darles la razón y remitió al Ayuntamiento un escrito en el que exigía la devolución inmediata de lo incautado a los recurrentes, instando también a los ediles a que de forma adecuada convocasen a los vecinos sorianos para que expresasen voluntariamente su consentimiento "…a la celebración de las fiestas de San Juan o Madre de Dios, que este Gobierno por ningún concepto trata de impedir, teniendo por no inscrito en Cuadrilla, ni por lo tanto obligado al desempeño del cargo de Jurado a todo aquel que excuse su concurrencia personalmente o por escrito...".
        El Ayuntamiento de Soria presentó recurso ante el Ministro de la Gobernación que, en tal día como hoy, vino a decir que la entrada en fiestas y el desempeño del cargo de jurado no podían ser obligatorios y volvió a recurrir. Pero, en tanto se resolvía dispuso, los jurados debían recorrer todos los domicilios de la ciudad para que cada vecino diera su parecer sobre si querían fiestas de San Juan, si las querían como siempre o renovadas con esas novedades, y, aunque de los dieciséis jurados once rehusaron el cargo, al final todo se arregló mejor que peor, y hubo, y sigue habiendo, fiestas de San Juan.

Fotografía de la celebración del Catapán de la cuadrilla de la Blanca en la plaza de toros en torno a 1920, atribuible a Tiburcio Crespo Palomar, JCYL AHPSo 224, archivo Carrascosa.


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