Tras casi tres años de sufrimientos y
penurias en el frente, vencido y derrotado, probablemente hasta humillado, el
teniente del Ejército Republicano Juan Antonio Gaya Nuño regresó a Madrid al
día siguiente de la caída de Madrid, refugiándose en el domicilio madrileño de
su suegro donde le esperaba su esposa Concha de Marco.
Seguro que por la mente le pasó la idea
de intentar esconderse o escapar, pero eran días de traiciones, venganzas y
revanchas, y, además de la suya, ponía en riesgos la de su esposa y suegro por
lo que al final tomó la decisión de rendirse. El 6 de abril de 1939 se entregó
a la Guardia Civil, iniciándose entonces una dura represión que le llevó por
varios campos de concentración y cárceles.
Hubo
consejo de guerra, o al menos un intento de legitimizar la condena, pues los
vencedores querían mostrarse justos y magnánimos, y aunque no conocemos otros
casos parecidos con tanto detalle para asegurarlo, no nos equivocaremos mucho
sin pensamos que el final lógico de aquel proceso era el paredón.
En
su contra tenía los informes negativos del jefe de la Guardia Civil de Soria y
del delegado de Falange que le acusaron de organizar el Batallón Numancia en la
zona roja, de estar afiliado a las Juventudes Socialistas Unificadas y al
Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT; pero en su favor dispuso
de los informes cívicos favorables del alcalde de Soria, Gregorio Ramos Matute,
de los informes morales del párroco del Espino, Celestino Zamora Ramos, y del
abad de la colegiata Gómez Santacruz que le describió como un tipo amable,
piadoso, entusiasta del arte y sin demasiado interés por la política
Esta
vez la providencia no le dio la espalda y, contra todo pronóstico, esto no deja
de ser una opinión personal difícil de probar, Juan Antonio Gaya Nuño esquivó
la condena a muerte y fue sentenciado a una pena de veinte años de prisión y la
correspondiente inhabilitación.
Juan
Antonio fue llevado a la prisión de Valdenoceda (Burgos) y a otra de Las Palmas,
en las Islas Canarias, hasta que a los cuatro años fue indultado.
Retrato de teniente del Ejército republicano Juan Antonio Gaya Nuño durante la Guerra Civil. Imagen de autor desconocido tomada del citado artículo de Martínez Laseca. |
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