viernes, 10 de abril de 2020

10/04/1959: Las ruinas de San Nicolás en la cuerda floja.


En la correspondiente sesión de la Real Academia de Historia celebrada en esta jornada y presidida por Leopoldo Torres Balbás, se procedió a iniciar los trámites para que las ruinas de San Nicolás de Soria obtuvieran la declaración de monumento histórico artístico, una figura de protección patrimonial asimilable a la actual de Bien de Interés Cultural (BIC) pues los académicos entendían que «El crecimiento de la ciudad amenaza la existencia de las ruinas de este templo, situadas en lugar céntrico, cuyo solar es susceptible de aprovechamiento para la construcción de viviendas. Su desaparición disminuiría la riqueza monumental de Soria y borraría una de las huellas más pintorescas que se conservan de su pasado. Si se declarase monumento histórico-artístico, con muy reducido presupuesto podrían consolidarse esas ruinas, animarlas con alguna vegetación, adquirir para su derribo las casuchas adheridas al exterior del ábside y dejar el solar de la iglesia como un grato rincón pequeña plazoleta en el centro dela ciudad».

        Sin embargo no parece que la idea de conservar las ruinas fuese generalizada, especialmente en Soria y, unos meses después, algunos académicos solicitaron un informe técnico a la Dirección General de Bellas Artes que vino a decir que aquello era ruina sin más valor que algunos capiteles de deberían retirarse. Afortunadamente aquel día los académicos estuvieron bien inspirados y lo rechazaron bajo un argumento que hoy sigue teniendo el mismo valor: «Es frecuente creer que el interés de los edificios antiguos reside sobre todo en su decoración. Pero la Academia no puede aceptar ese criterio simplista: la forma, la estructura de una construcción, tienen tanta importancia como los elementos que la adornan y enriquecen, y edificio y decoración forman un conjunto cuya separación es siempre dolorosa para todo el que sienta interés histórico y emoción artística… Si no se declaran monumento histórico artístico [las ruinas], según solicita la Academia, cualquier día serán derribadas y desaparecerá de Soria un monumento que puede y debe salvarse».

 Lo dicho, un razonamiento tan válido entonces como hoy.

Ruinas de la iglesia de San Nicolás en 1988.
Imagen de Alberto Arribas.


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