jueves, 23 de abril de 2020

23/04/1599: La ciudad de Soria se encomienda a San Roque.


Estos finales del siglo XVI fueron años muy duros para todos los sorianos pues a la escasez de trigo por las malas cosechas se unió la peste que desde hacía dos años se extendía por estas tierras, especialmente desde el año anterior cuando fue declarada como enfermedad epidémica.

        Entre las medidas habituales para prevenir la enfermedad estaban las habituales: cerrar las puertas de la muralla y de la cerca de la ciudad para impedir o controlar el paso de personas y mercancías; suspender temporalmente el lavado de lanas; expulsar a algunos vecinos; hacer grandes hogueras con maderas porque se creía en el efecto antiséptico del humo;... Pero, ante la desesperación de la ciudadanía que se moría de hambre o de peste, el corregidor de la ciudad decidió tal día como hoy celebrar un Voto a San Roque en el día de su fiesta. Es decir, las autoridades se comprometían y juraban que cada 16 de agosto la ciudad celebraría para siempre una procesión con misa en el Salvador, a la que acudirían en pleno nuestras autoridades, para agradecer al intercesión del santo protector de esta enfermedad.
        Consta que se celebró y que debió ser efectiva, pero no del todo (ahora sabemos que hasta principios del año siguiente no se consideró la epidemia desaparecida) pues se tomaron más medidas, como la de celebrar una novena al santo patrón. La fiesta de San Roque siguió celebrándose en la ciudad con misa a la que acudía la corporación municipal en pleno, algo que subsistió hasta finales del siglo XX cuando algún alcalde (sabemos que Fidel Carazo lo cumplió) decidió que era mejor irse de puente, y la fiesta, más bien costumbre, desapareció como tantas otras de nuestra provincia.
        En esta sociedad teóricamente aconfesional y laica, pero en la que nos enorgullecemos de mantener nuestras tradiciones ancestrales, ¿tendría sentido seguir celebrando esa costumbre?



No hay comentarios:

Publicar un comentario