El viejo caserón de la Audiencia, hoy
centro cultural, fue construido inicialmente para ese uso judicial, además de
sede del Ayuntamiento de Soria y cárcel, por lo que desde el principio se quedó
pequeño, hasta que a finales del siglo XIX el Ayuntamiento se fue a la casa de
al lado y, a mediados del siglo XX, la cárcel también se trasladó por lo que la
Audiencia que quedó sola. Lo malo es que, entonces, ya era un viejo caserón en
no muy buenas condiciones y, aunque tuvieran más espacio, los juzgados y sus
asuntos cada vez demandaban más por lo que, sin prisa, comenzó a buscarse una
solución.
En esas, año 1959, el Ayuntamiento
adquirió el palacio de los Condes de Gómara a los herederos de Tomás Allende
por cinco millones de pesetas (30.000 euros) pero sin tener claro el uso que se
le quería dar. Se pensó trasladar allí la sede municipal o dedicarlo a la
hostelería, pero durante algún tiempo siguió siendo un local polivalente donde
había un cine, emisora de radio, bar, oficinas… Finalmente, siendo alcalde de
Soria don Amador Almajano, se adoptó un acuerdo hoy difícil de entender, pero
que en tiempos de la dictadura nadie tenía que justificar, y se decidió ceder
el palacio al Ministerio de Justicia para destinarlo a sede de juzgados.
El
Gobierno de Franco se tomó su tiempo para estudiar la propuesta hasta que al
fin, el Consejo de Ministros del 2 de abril de 1971 lo aceptó y, unos meses
después, se formalizó la cesión de edificio mediante la firma del documento que
establecía su cesión temporal durante 99 años.
Las
obras de rehabilitación del edificio comenzaron en 1975 y, prácticamente, no
han acabado pues rara es la ocasión que no se ven andamios y albañiles. Una
situación de la que se quejan continuamente sus trabajadores que afirman que,
aunque el palacio sea un edificio excepcional, su distribución interna no es
las más adecuada para unas instalaciones judiciales del siglo XXI, lo que causa
no pocos inconvenientes y reformas continuas.
Palacio de los Condes de Gómara en 2016 desde la plaza del Rosel (Soria). Fotografía de Irene Arribas Hernández. |
¿No será ya el momento de reconocer que ese palacio debería devolverse a los sorianos para destinarse a otros usos y plantear construir unos nuevos juzgados modernos y funcionales?
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