El Crandom sólo cobraría ochocientas mil pesetas de matrícula,
algo menos de cinco mil euros, a sus alumnos sorianos siempre y cuando se
asegurase un número mínimo de matriculados o el Ayuntamiento les abonase la
cantidad mínima correspondiente a ochenta y cinco matrículas durante los cuatro
primeros años. Finalmente, y pese a que el Ayuntamiento ofreció becas y ayudas,
no hubo suficientes alumnos interesados y el Crandom no llegó a instalarse en
Soria, aunque de acuerdo con el contrato firmado, el Ayuntamiento tuvo abonarle
una importante indemnización de treinta millones de peseta, 180.303,631 euros.
Muy elocuentemente el entonces concejal socialista del consistorio Luis Pascual
bautizó aquella gestión como el crandonmocho.
Fueron aquellos años muy intensos en cuanto a los estudios
universitarios, y entre el Campus de las Camaretas, el de los Royales o el
asunto Crandom, la capacidad de asombro de los sorianos no tenía límites. Vale
la pena tener memoria pues de vez en cuando vienen a ofrecernos proyectos parecidos
que aunque cambien de forma siguen teniendo el mismo fondo.
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