En pleno invierno y con sus tropas acuarteladas en Berlanga de
Duero, la situación del brigadier Durán era un tanto delicada. Apenas un mes
antes su milicia había sido derrotada en Torralba del Burgo cuando los hombres
que comandaba Tapia huyeron de la batalla. Esto le sirvió para reconocer que
sólo podía fiarse de sus propias fuerzas y, por tanto, intensificó las levas y
entrenamientos. Así, por fin, pudo disponer de una potente VIª División formada
por unos siete mil hombres y seiscientos caballos.
Los franceses tuvieron noticias del reagrupamiento militar que
estaba logrando Durán en Berlanga de Duero por lo que, para detenerlo allí,
mandaron al general Douvernet con cuatrocientos caballos y tres mil hombres. Pero
Durán tuvo antes la posibilidad de huir y refugiarse con sus tropas en Molina
de Aragón. Los franceses llegaron hasta una Berlanga de Duero desguarnecida y
la tomaron sin problemas, e se entregaron a una campaña de saqueo y terror que
culminó con la quema del palacio de los Duques de Frías, de otras casas
señoriales y del archivo de la colegiata.
Fachada de palacio de Frías, único resto que quedó tras el incendio. Dibujo de Isidro Gil en la “Soria” de Nicolás Rabal (1889). |
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