La de hoy
es una efeméride doble y relacionada con el mismo personaje. Y es que, en este
día de 1704 y en la misma jornada en la que cumplía 84 años, falleció en El
Burgo de Osma el obispo Sebastián Arévalo y Torres, uno de los prelados más
queridos entre sus vecinos por sus obras de misericordia.
Nacido en
la localidad segoviana de Nava de Coca en 1620, ingresó en el convento
franciscano de Segovia para iniciar la carrera eclesiástica y que culminó
dirigiendo el obispado de Osma, aunque ya antes había ocupado ese cargo,
durante dos años, en Mondoñedo (Lugo).
Tras su
nombramiento, llegó a Osma, en 1682, donde desarrolló sus labores pastorales de
forma tan encomiable que en la villa burgense se le sigue recordando con cariño
después de más de tres siglos. El Obispo Sebastián empleó sus influencias y
recursos en mejorar las necesidades de sus administrados para lo cual ofreció
muchas donaciones al pósito local pero, sobre todo, porque mandó construir el
hospital de San Agustín de la villa para la atención de los muchos pobres enfermos
que por aquel entonces había.
El hospital
de San Agustín funcionó como centro asistencial de la comarca hasta la mitad
del siglo XX. Después se trasformó en escuela y, ahora, como centro cultural de
la villa. El obispo fue enterrado en la capilla mayor de la catedral donde
sigue esperando la resurrección entre el recuerdo y el afecto de su pueblo
adoptivo.
Hospital de San Agustín en la plaza Mayor burgense. Fotografía de Otto Wunderlich fechada hacia 1920, fondos de la Fototeca de Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario