lunes, 20 de enero de 2020

20/01/1704: Recordando a un mecenas.


La de hoy es una efeméride doble y relacionada con el mismo personaje. Y es que, en este día de 1704 y en la misma jornada en la que cumplía 84 años, falleció en El Burgo de Osma el obispo Sebastián Arévalo y Torres, uno de los prelados más queridos entre sus vecinos por sus obras de misericordia.
Nacido en la localidad segoviana de Nava de Coca en 1620, ingresó en el convento franciscano de Segovia para iniciar la carrera eclesiástica y que culminó dirigiendo el obispado de Osma, aunque ya antes había ocupado ese cargo, durante dos años, en Mondoñedo (Lugo).
Tras su nombramiento, llegó a Osma, en 1682, donde desarrolló sus labores pastorales de forma tan encomiable que en la villa burgense se le sigue recordando con cariño después de más de tres siglos. El Obispo Sebastián empleó sus influencias y recursos en mejorar las necesidades de sus administrados para lo cual ofreció muchas donaciones al pósito local pero, sobre todo, porque mandó construir el hospital de San Agustín de la villa para la atención de los muchos pobres enfermos que por aquel entonces había.

El hospital de San Agustín funcionó como centro asistencial de la comarca hasta la mitad del siglo XX. Después se trasformó en escuela y, ahora, como centro cultural de la villa. El obispo fue enterrado en la capilla mayor de la catedral donde sigue esperando la resurrección entre el recuerdo y el afecto de su pueblo adoptivo.

Hospital de San Agustín en la plaza Mayor burgense.
Fotografía de Otto 
Wunderlich fechada hacia 1920, fondos de la Fototeca de Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.


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