El 29 de enero de 1914 nació en Tardelcuende Juan Antonio Gaya
Nuño, hijo del médico del pueblo Juan Antonio Gaya Tovar y de su esposa
Gregoria Nuño.
Quizás sea uno de los personajes cuya biografía cueste más sintetizar
en unas pocas líneas pero hay que destacar que, sobre todo, fue historiador,
crítico de arte y escritor, y que las circunstancias que acompañaron su vida
fueron tan difíciles que podría haber sido lo que se propusiera.
Tras licenciarse, en 1931, en Filosofía y Letras por la
Universidad Central de Madrid, regresó a su domicilio familiar de Soria donde
se dedicó a estudiar y analizar el arte románico en la provincia con el fin de
preparar su tesis doctoral. A la par impartía clases de Geografía e Historia en
el Instituto y ejercía como archivero interino de la Diputación.
En 1936, se casó con Concha Gutiérrez de Marco, de quien hablamos
hace poco, y a los dos días se produjo el golpe de estado militar. Juan
Antonio, republicano convencido, se alistó en el Ejército luchando contra los
sublevados mientras su padre era fusilado en Soria y su domicilio familiar
saqueado. Finalmente fue detenido y juzgado, librándose de la pena de muerte
por la intervención de personajes como el abad Santiago Gómez Santacruz que le
avaló como una buena persona, pero no pudo librarle de la pena de veinte años y
un día. No completó su condena y sólo estuvo preso cuatro años en campos y
prisiones de toda España, incluido el Valle de los Caídos.
Tras la cárcel tuvo que enfrentarse a la amargura social que
despreciaba a los vencidos impidiéndole ejercer oficios de carácter formativo y
para los que estaba sobradamente preparado. Pero la publicación, en 1946, de su
tesis doctoral “El románico en la provincia de Soria” comenzó a abrirle
puertas. Ese mismo año y hasta 1952, dirigió las Galerías Layetanas de Barcelona.
De regreso a Madrid, comenzó una fecunda vida como crítico artístico e
historiador de arte, tareas que compaginó con la de novelista. A su inigualable
bagaje como historiador, crítico o divulgador artístico, en Soria es conocido,
sobre todo, por su obra más famosa, la novela titulada “El Santero de San
Saturio”, tan imprescindible que debemos recomendar a quien no la haya leído
que deje de perder el tiempo leyendo esto y corra buscarla.
En Soria, al que más o al que menos, sus apellidos pueden sonarle
pues ese es el nombre de una avenida y sobre todo del centro cultural de la
plaza de San Esteban, un lugar donde gracias a la generosidad de su esposa
Concha, a las negociaciones de José María Martínez Laseca y a la buen
disposición de la Caja de Ahorros de Soria, quedaron depositados su colecciones
artísticas, su fondo documental, fotografías y biblioteca, un conjunto que
Concha donó para que otros pudieran continuar los estudios de su esposo y para
que todos los sorianos disfrutáramos. Para hacernos una idea del valor
económico de este fondo, la Fundación Paul Getty ofreció en su día 200.000
dólares, sólo por los fondos bibliográficos, siendo los artísticos mucho más
importantes.
Juan Antonio Gaya Nuño, teniente del Ejército de la República hacia 1936. Fotografía de José Ángel Zapatero, tomada de http://foroscastilla.org/foros/index.php?topic=12634.0 |
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