Desde hacía muchos siglos (hay quien lo retrae hasta la época de
Alfonso VIII pero no entraremos hoy a valorarlo) los caballeros sorianos tenían
un extraño privilegio: “el de los arneses”, y que más o menos consistía en que
cada monarca castellano durante el primer año de su reinado entregaba a los
sorianos cien equipos de arneses o equipamientos completos para la guerra, es
decir, "cien pares de Armas, Escudos, Capellinas, é Sillas", y con estas
armas los sorianos se comprometían a servir a su monarca.
Ese privilegio fue permutado por la reina Isabel por algo mucho
más práctico: el dinero que podían dedicar a conservar esas armas, adquirir
unas nuevas o conservarlas adecuadamente, algo que durante siglos fue motivo de
orgullo de los caballeros sorianos y que los conservaron en sus armerías como
símbolo de su poder.
Finalmente, tal día como hoy de 1790, el rey Carlos IV cumplió con
el viejo compromiso y entregó a los Doce Linajes 10.294 reales y 4 maravedíes,
una ofrenda que sin saberlo acabó con toda una época ya que con el monarca
desapareció este privilegio y que ya no se volvería a conceder.
Mientras tanto aquellos arneses medievales, que se habían
conservado en mejor o peor estado durante siglos, perdieron interés y al final,
convertidos en inútiles cachivaches y chatarra, fueron malvendidos a un
chamarilero y que, sin saberlo, no compró unos trastos viejos a precio de saldo
sino el orgullo de todo un pueblo.
Rueda de los Linajes según dibujo de Linajes Benigno de Diego en programa de fiestas de San Saturio 1978. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario