domingo, 26 de enero de 2020

26/01/1880: Los animalistas quieren alterar el desarrollo de las fiestas de San Juan.

Durante siglos y hasta bien entrado el siglo XX, el sacrificio de los novillos de las fiestas de San Juan no se hacía mediante la tradicional lidia a estoque sino corriéndolos por las calles de la cuadrilla atados a una maroma y siendo apuntillados delante de la casa del jurado. Aquella festividad era en realidad un bárbaro espectáculo en el que los animales solían morir por agotamiento o sufriendo con sus astas arrancadas. Y, hoy, aunque siga habiendo lugares donde aún se corran los toros enmaromados, el toro enmaromado en Soria sería algo inconcebible.
Pero este espectáculo también debía ser poco edificante a finales del siglo XIX. En esta jornada de 1880, una serie de vecinos agrupados en una Sociedad Protectora de Animales y Plantas de la provincia de Soria, y representados en la figura de su presidente don Rafael Trillo Figueroa y Sevilla, antiguo alcalde de la ciudad y gobernador civil de la provincia, remitieron un escrito al Ayuntamiento de Soria quejándose del maltrato que recibían los animales, solicitando la supresión de este festejo y su modificación de forma que se celebrase dentro de la plaza de toros. El escrito, que recogieron en su boletín social, se quejaba además de lo peligroso de correr los toros enmaromados por las calles y de la molestia que esa acción suponía a los vecinos en horario de reposo, pero, sobre todo, se quejaba de «el mal trato que se dá à las reses á pesar de los prevenido en el art.10 del Apéndice núm. 3 de las Ordenanzas Municipales, y del celo de los Jurados de las cuadrillas por evitarlo; la M. I. Corporación comprenderá, nada favorable dice de la cultura que distingue á la generalidad de estos sensatos habitantes por más que se escude en la tradicional costumbre legada por nuestros antepasados…». La nota del boletín de la Sociedad Animalista no tiene desperdicio para conocer el desarrollo de las fiestas y nos dice, por ejemplo, que se habían acometido ciertas reformas «para quitar lo que repugnaba al progreso», refiriéndose al parecer a los bailes de la madrugada del Sábado Agés delante del santo titular en las casas de los jurados.
Dos días después, el 28 de enero, el alcalde contestó que no podía acceder a lo solicitado pero que reforzaría la vigilancia para el estricto cumplimiento de las Ordenanzas y que el toro no sufriera, si bien reconocía cierta flexibilidad al aplicar la norma para no ponerse en pugna con la sociedad soriana. En el escrito de contestación se ofrecen comentarios interesantes como que los bailes de la madrugada del sábado se habían suspendido de unos años a esta parte para evitar «cierto género de abusos á que se daba pábulo, limitando también la referida corrida de toros hasta la siete de la mañana, hora en que se generaliza el movimiento de población».

Dibujo de José Casado en una tira cómica recogida en la revista ilustrada “Fiestas de San Juan” (1897).


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