domingo, 31 de julio de 2016

01/08/1553 ~ Las dudas sobre la reforma de la concatedral de Soria

Como ya hemos hablado en varias ocasiones, con el inicio del siglo XVI la ciudad de Soria sufrió un importante cambio urbanístico pues el centro de la ciudad pasó del entorno de la colegiata de San Pedro al de la actual plaza Mayor por lo que todas las instituciones hicieron lo posible para cambiarse a ese nuevo emplazamiento más llano, cómodo, moderno y habitado. Entre las instituciones que quisieron cambiarse estuvo también el Cabildo de la Colegiata de San Pedro cuyos canónigos ansiaban trasladar su sede a la iglesia de San Gil, hoy la Mayor, lo que no contó con el apoyo unánime de todos los canónigos ni de toda la sociedad soriana.

El proyecto fue una realidad durante algún tiempo pero se vieron obligados a regresar a los barrios bajos y cuando parecía que ya se habían olvidado del traslado un circunstancial derrumbe de parte del templo, al parecer intencionado, les hizo trasladarse otra vez a San Gil donde ya pensaban que se quedarían para siempre. Sin embargo no todos estaban dispuestos a abandonar a su suerte un templo de tan buena factura como la iglesia de San Pedro por lo que algunas familias que tenían allí sus enterramientos y el obispo de Osma García de Loaysa les obligaron a reedificar San Pedro. Los canónigos aceptarían a regañadientes pero por el desarrollo de los acontecimientos parece que emplearon la táctica de marear la perdiz, o sea, decir que sí y hacer como que estamos en ello pero en realidad no hacemos nada a ver si se olvidan.

El tiempo pasaba sin prisa y en 1548 se llegaron a adjudicar la reconstrucción del viejo templo con el cantero Juan Martínez de Mutio, pero los canónigos estaban tan a gusto en San Gil, ya cambiado el nombre al de Santa María la Mayor, que no tenían prisa por cambiarse de lugar y las obras aunque adjudicadas apenas avanzaban pues parece que no querían volver a ese lugar. Una muestra la tenemos en la comunicación que Martínez Mutio dirigió al cabildo y que se leyó tal día como hoy de 1553 en la que el constructor exponía que ni siquiera podía hacer los cimientos pues no sabía concretamente qué es lo que los sacerdotes quieren hacer en la nueva obra.

Finamente los canónigos abandonaron sus ansias de trasladarse a la Mayor y con la ayuda económica del obispo Acosta asumieron la conveniencia de construir un nuevo templo terminado hacia 1575 que prácticamente es la monumental iglesia que tenemos hoy.


Postal de la concatedral de San Pedro fechada hacia 1973.

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