Como ya hemos
hablado en varias ocasiones, con el inicio del siglo XVI la ciudad de Soria
sufrió un importante cambio urbanístico pues el centro de la ciudad pasó del
entorno de la colegiata de San Pedro al de la actual plaza Mayor por lo que
todas las instituciones hicieron lo posible para cambiarse a ese nuevo
emplazamiento más llano, cómodo, moderno y habitado. Entre las instituciones
que quisieron cambiarse estuvo también el Cabildo de la Colegiata de San Pedro
cuyos canónigos ansiaban trasladar su sede a la iglesia de San Gil, hoy la
Mayor, lo que no contó con el apoyo unánime de todos los canónigos ni de toda
la sociedad soriana.
El proyecto fue
una realidad durante algún tiempo pero se vieron obligados a regresar a los
barrios bajos y cuando parecía que ya se habían olvidado del traslado un circunstancial
derrumbe de parte del templo, al parecer intencionado, les hizo trasladarse
otra vez a San Gil donde ya pensaban que se quedarían para siempre. Sin embargo
no todos estaban dispuestos a abandonar a su suerte un templo de tan buena factura
como la iglesia de San Pedro por lo que algunas familias que tenían allí sus
enterramientos y el obispo de Osma García de Loaysa les
obligaron a reedificar San Pedro. Los canónigos aceptarían a regañadientes pero
por el desarrollo de los acontecimientos parece que emplearon la táctica de
marear la perdiz, o sea, decir que sí y hacer como que estamos en ello pero en
realidad no hacemos nada a ver si se olvidan.
El tiempo pasaba sin
prisa y en 1548 se llegaron a adjudicar la reconstrucción del viejo templo con
el cantero Juan Martínez de Mutio, pero los canónigos estaban tan a gusto en
San Gil, ya cambiado el nombre al de Santa María la Mayor, que no tenían prisa
por cambiarse de lugar y las obras aunque adjudicadas apenas avanzaban pues
parece que no querían volver a ese lugar. Una muestra la tenemos en la
comunicación que Martínez Mutio dirigió al cabildo y que se leyó tal día como
hoy de 1553 en la que el constructor exponía que ni siquiera podía hacer los cimientos pues
no sabía concretamente qué es lo que los sacerdotes quieren hacer en la nueva
obra.
Finamente los canónigos abandonaron sus ansias de trasladarse a la
Mayor y con la ayuda económica del obispo Acosta asumieron la conveniencia de
construir un nuevo templo terminado hacia 1575 que prácticamente es la
monumental iglesia que tenemos hoy.
Postal de la concatedral de San Pedro fechada
hacia 1973.
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Supongo que la fecha debería ser agosto en vez de julio.
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