miércoles, 27 de julio de 2016

28/07/1926 ~ Discusión con resultado de muerte del torero Nacional II

El 28 de julio de 1926 comenzó a celebrarse, en la Audiencia de Soria, el juicio por la muerte del torero Juan Anlló, el Nacional II. Un juicio mediático que atrajo el interés de todo el país ansioso de noticias luctuosas y morbosas.

Todo comenzó unos meses antes, durante la corrida de toros de las fiestas de San Saturio cuando un grupo de jóvenes sorianos pitaron al torero Emilio Méndez que hacía lo que podía con su pésimo lote. Entre el público, vestido de calle, estaba Juan Anlló viendo torear a su compañero y salió en su defensa iniciándose una violenta pelea en la que alguien le dio un botellazo en la cabeza al torero y este se defendió a bastonazos. El torero y el espectador fueron reducidos por la policía y conducidos a la enfermería para ser explorados y atendidos. Se culpó de ello al soriano del público, aunque nunca quedó bien aclarado quien fue el que le dio el golpe.
En principio, el soriano fue remitido a casa por parecer su estado reservado y a Nacional se le dejó salir a la calle por no apreciarse lesiones de importancia. Pero al salir continuaron las broncas e incidentes entre los amigos de ambos con lo que al final Juan Anlló fue enviado al juzgado y de ahí a la cárcel provincial, hoy Palacio de la Audiencia.

Allí detenido, los guardias que le custodiaban en el calabozo afirmaron que el torero estaba muy nervioso, se arrancó los vendajes y se dio de cabezazos contra los muros del calabozo.  Pronto el torero solicitó asistencia médica pues no se encontraba bien. Los médicos le atendieron en la prisión y el juez no le permitió salir para ser examinado al hospital. Al día siguiente su estado empeoró, perdió el conocimiento y se permitió el traslado a su alojamiento en el Hotel Comercio donde fue operado de urgencia por un médico venido expresamente de Madrid que le practicó una trepanación para aliviar la presión intracraneal producida por una hemorragia cerebral consecuente a los golpes recibidos. Pero la medida no fue suficiente y el torero murió a primera hora de la tarde del 6 de octubre de hace ochenta y nueve años.

Al poco se inició la investigación judicial y los interrogatorios. La prensa nacional y escritores como Ernest Hemingway juzgaron y condenaron a todos los sorianos en general que quedamos como unos paletos, bárbaros y asesinos, los más brutos del país, iniciándose así una leyenda negra que perduró muchos años. Una de las medidas adoptadas por la Asociación de Matadores de Toros fue la de negarse a firmar contratos para torear en Soria, con lo que la plaza de Soria quedó vetada hasta 1927.

Como ejemplo de esta campaña de desprestigio, un año después del incidente el soriano de adopción y periodista don Antonio Zozaya escribía en la revista Mundo Gráfico que «… un grupo de devotos del torerismo y de la majeza quisieron presentarla (a Soria) á los ojos de los españoles de todas las provincias restantes como iracunda, brutal y homicida. Ante los Tribunales de Justicia la verdad ha resplandecido. La muerte de Nacional II (hay ya dinastías cirquenses) fue un suceso vulgar, lamentable por causar la muerte de un joven valiente y pundoroso como Anlló y fue consecuencia de una violenta riña tumultuaria, en que los verdaderos sorianos no tuvieron arte ni parte. Ni el fiscal, ni los acusadores, ni uno solo de los letrados que han intervenido en el proceso se han hecho eco de las miserables calumnias que ofendieron á la vieja Numancia». Continúa su artículo alabando el nivel cultural de los sorianos cuyo nivel de escolarización de niñas es el más alto de las capitales de España, y eso en una provincia ya entonces olvidada por las autoridades pues carece de muchos servicios públicos e infraestructuras necesarias, pero no de escuelas cuya construcción y dotación correspondía entonces a cada municipio pero que a menudo construían y dotaban los propios vecinos.

La sentencia se leyó el 19 de noviembre. En su día la comentaremos.


Fachada de los juzgados y cárcel de Soria, lugar donde se celebraron los juicios por los altercados en la plaza de toros. Instantánea del fotógrafo soriano José Casado publicada en las revistas ilustradas Mundo Gráfico y Nuevo Mundo.

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