Don Ramón Benito Aceña es uno de esos personajes
cuya memoria no dejaremos de evocar en esta sección pues como político y como
soriano contribuyó más que nadie a desarrollar la economía, los transportes y
la cultura en nuestra provincia. No era perfecto, cometió errores y tomo
decisiones cuestionables pero jamás se ha puesto en duda su profundo amor hacia
la tierra en la que nació y a la que dedicó sus desvelos y su propia fortuna
pues ante la habitual falta de inversiones públicas decidió que con su propio dinero
construiría en Soria un centro para conservar los restos arqueológicos que
salieran de Numancia, el Museo Numantino.
Tras iniciar el proceso, negociar con el
Ayuntamiento de Soria y con los contratistas, tal día como hoy de 1916 don
Ramón hizo entrega provisional al Estado del edificio por él construido para
Museo Numantino. Su salud ya era delicada y tal vez sintió su inminente muerte
pues fueron sus albaceas -Santiago Gómez Santa Cruz, Nicolás Benito y Claudio
Fernández- los que en su nombre hicieron la entrega a don José Prado y Palacio,
representante del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Unos meses después don Ramón falleció, pronto hará
cien años, pero sus frutos y sus desvelos aún podemos hoy disfrutarlos cada vez
que visitamos el Museo Numantino.
Retrato de Ramón Benito Aceña, obra de Maximino Peña perteneciente a los fondos pictóricos del Museo Numantino. |
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