viernes, 22 de julio de 2016

23/07/1787: Estar o no estar en la plaza Mayor

En varias ocasiones hemos visto que a partir del siglo XVI el centro de la ciudad pasó a situarse en la actual plaza Mayor de Soria y que desde entonces se transformó en el corazón de la ciudad. Allí se asentaron los Linajes, la justicia y el concejo. También lo pretendieron el Cabildo de San Pedro y hasta la Universidad de la Tierra. Esta tuvo que conformarse con un caserón inmediato. Sin embargo, los vecinos más humildes agrupados en el ‘Común de Hombres Buenos’ no pudieron y tuvieron que seguir en su sede: la Sala de San Hipólito, en un edificio frente al palacio de los Condes de Gómara.

Pero los miembros del Común aspiraban a ser considerados iguales que los caballeros y decidieron asentarse en la plaza Mayor que, además del simbolismo y del reconocimiento social, desde los balcones se veían muy bien las corridas de toros que solían celebrarse en esta plaza. Por lo que en algún momento del siglo XVII, el Común, sin abandonar la otra dependencia, se instaló en el edificio de la plaza Mayor que seguían siendo carnicerías y que había sido sede de los Linajes y lugar donde guardaron los arneses antes de construir enfrente su palacio.
Respecto a la propiedad del edificio en esa época es difícil saberlo. Fue municipal, después vendido a los Linajes que a su vez lo vendieron al Ayuntamiento. Y es posible que fuese del concejo o ya del Común y que estuviesen allí arrendados.

Lo que se sabe con seguridad es que en 1781 el edificio estaba en muy mal estado de conservación y aprovechando el que maestro de obras Aranguren se encontraba en Soria supervisando los trabajos de construcción de la actual Audiencia, se le pido reconocer la casa para hacer “plan y condiciones”. Dos años después presentó un proyecto para reparar la Casa del Común y las Carnicerías por la ruina que amenazaban, un proyecto que más o menos era el del edificio actual, un inmueble de planta baja y dos pisos desarrollando una fachada simétrica con cuatro arcos de medio punto siendo los dos centrales de mayor tamaño que los laterales, pero con toda la fachada construida en piedra de sillería lo que encarecía mucho la obra, razón que hizo desestimar el proyecto.

Pero como ignorar un problema no suele servir para que se solucione, el mal estado del edificio empeoraría, de forma que el 23 de julio de 1787 la correspondiente sesión municipal del Ayuntamiento de Soria volvió a tratar sobre la situación de la Casa del Común de Soria, o mejor aún, «de la casa en que celebra sus juntas el Estado General de Hombres Buenos de ella». Según los informes, una obra nueva con toda la fachada de sillería costaría entre 13.000 a 14.000 reales, pero se buscó una solución intermedia que costaría sólo 9.000 reales y que reducía la sillería únicamente en el primer cuerpo, siendo el resto materiales comunes.

Esa fue la decisión tomada y el resultado el que hoy vemos reconvertido en sede del Archivo Municipal de Soria, con la salvedad que de que a mediados del siglo XX se le añadió otro piso, pero eso lo dejamos para otro día.



Imagen de la planta baja de la Casa del Común en 1912, empleada en aquella época como local municipal donde estaba la báscula que servía para las ventas del grano en el mercado.
Fotografía atribuible a Aurelio Rioja de Pablo. Fondos del Museo Sorolla, 82965.


No hay comentarios:

Publicar un comentario