En varias ocasiones hemos visto que a partir del
siglo XVI el centro de la ciudad pasó a situarse en la actual plaza Mayor de
Soria y que desde entonces se transformó en el corazón de la ciudad. Allí se
asentaron los Linajes, la justicia y el concejo. También lo pretendieron el
Cabildo de San Pedro y hasta la Universidad de la Tierra. Esta tuvo que conformarse
con un caserón inmediato. Sin embargo, los vecinos más humildes agrupados en el
‘Común de Hombres Buenos’ no pudieron y tuvieron que seguir en su sede: la Sala
de San Hipólito, en un edificio frente al palacio de los Condes de Gómara.
Pero los miembros del Común aspiraban a ser considerados
iguales que los caballeros y decidieron asentarse en la plaza Mayor que, además
del simbolismo y del reconocimiento social, desde los balcones se veían muy
bien las corridas de toros que solían celebrarse en esta plaza. Por lo que en
algún momento del siglo XVII, el Común, sin abandonar la otra dependencia, se
instaló en el edificio de la plaza Mayor que seguían siendo carnicerías y que
había sido sede de los Linajes y lugar donde guardaron los arneses antes de
construir enfrente su palacio.
Respecto a la propiedad del edificio en esa época es
difícil saberlo. Fue municipal, después vendido a los Linajes que a su vez lo
vendieron al Ayuntamiento. Y es posible que fuese del concejo o ya del Común y
que estuviesen allí arrendados.
Lo que se sabe con seguridad es que en 1781 el
edificio estaba en muy mal estado de conservación y aprovechando el que maestro
de obras Aranguren se encontraba en Soria supervisando los trabajos de
construcción de la actual Audiencia, se le pido reconocer la casa para hacer “plan y
condiciones”. Dos años después presentó un proyecto para
reparar la Casa del Común y las Carnicerías por la ruina que amenazaban, un
proyecto que más o menos era el del edificio actual, un inmueble de planta baja
y dos pisos desarrollando una fachada simétrica con cuatro arcos de medio punto
siendo los dos centrales de mayor tamaño que los laterales, pero con toda la
fachada construida en piedra de sillería lo que encarecía mucho la obra, razón
que hizo desestimar el proyecto.
Pero como ignorar un problema no suele servir para que se solucione, el
mal estado del edificio empeoraría, de forma que el 23 de julio de 1787 la correspondiente sesión municipal del Ayuntamiento
de Soria volvió a tratar sobre la situación de la Casa del Común de Soria, o
mejor aún, «de la casa en que
celebra sus juntas el Estado General de Hombres Buenos de ella». Según los informes, una obra nueva con toda la
fachada de sillería costaría entre 13.000 a 14.000 reales, pero se buscó una
solución intermedia que costaría sólo 9.000 reales y que reducía la sillería
únicamente en el primer cuerpo, siendo el resto materiales comunes.
Esa fue la decisión tomada y el resultado el que
hoy vemos reconvertido en sede del Archivo Municipal de Soria, con la salvedad
que de que a mediados del siglo XX se le añadió otro piso, pero eso lo dejamos
para otro día.
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