jueves, 21 de julio de 2016

21/07/1504: El portazgo y los carreteros de la Comunidad de Yanguas

La lección de historia de hoy se la queremos dedicar a nuestros representantes políticos. Y es que vamos a seguir haciendo hincapié en el asunto del que hablábamos ayer: el del portazgo. Esto no era sino la concesión de un privilegio especial que otorgaban los monarcas castellanos para favorecer a zonas tradicionalmente discriminadas para favorecer su desarrollo económico y social.

Desde que les fue concedida por el rey Alfonso XI, en 1347, los carreteros de la Comunidad de Yanguas estaban exentos de pagar el impuesto local de portazgo y almojarifazgo en todas las poblaciones del reino castellano salvo en Toledo, Sevilla y Murcia. Lo que viene a significar que salvo en esos lugares sus transportes se ahorraban esos importantes pagos para disgusto de las entidades locales de Castilla que se resistían a esos importantes ingresos y que, a menudo, desobedecían obligándoles a los de Yanguas a pagar. Éstos, sin inmutarse, abonarían las tasas correspondientes y acudirían a la justicia de la Chancillería de Valladolid que siempre les dio la razón. Como la sentencia que se dio a conocer tal día como hoy de 1504 en la que el concejo de Lebrija dictaminó a favor de los yangüeses y les impuso la multa de cincuenta mil maravedíes.

Este derecho real de portazgo favoreció un gran impulso económico ya que como los arrieros yangüeses se ahorraban aquel impuesto, muchos de sus vecinos se dedicaron a esta actividad que se convirtió en fundamental para la base de la economía de Yanguas. Existió un camino desde la Mancha a Andalucía llamado “Camino de los Yangüeses” y que sería aquel en el que don Quijote tuvo el desagradable encuentro con los yangüeses que narra Cervantes en el capítulo XV de su más famosa obra.
En Yanguas también se dedicaron a la ganadería de ovejas merinas al ser tierra muy favorable para su cría y ambas actividades económicas favorecieron el desarrollo de una industria pañera que propició una época de oro en Yanguas.

Este ejemplo y otros que ya hemos visto, nos hacen comprobar como las ventajas fiscales en zonas pobres y deprimidas lograron asentar su población. Nos resulta imposible dejar de comparar esas situaciones con lo que acontece hoy en la provincia de Soria lo que nos lleva a reflexionar si no va siendo ya hora de aplicar alguna medida de este tipo para evitar la despoblación rural.
 

Castillo de Yanguas (Soria).

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