martes, 19 de julio de 2016

19/07/1195: Batallas para la Reconsquista

En estos años el proceso conocido como Reconquista avanzaba muy despacio y casi se puede decir que incuso retrocedía en contra de los intereses cristianos pues el rey de Marruecos Mahomed Ibn Yacub había formado un gran ejército y desembarcado en el sur de la península con la intención de extenderse hacia el norte.

El rey castellano Alfonso VIII estaba enfrentado con los reinos cristianos vecinos pero ante el inminente peligro que les venía encima hizo un esfuerzo diplomático y logró pactar una alianza militar con los reyes de León y de Navarra para enfrentarse juntos a los musulmanes.

El ejército cristiano era formidable. Pese a eso, había recelos comunes, escasa comunicación, ansias de gloria de uno y desconfianzas de otros. Todo ello hizo que el rey castellano iniciase unilateralmente el combate sin el auxilio leonés y navarro. El 19 de julio de 1195, atacó a los musulmanes en Alarcos donde fue derrotado lo que supuso que la zona de La Mancha pasara de nuevo a manos musulmanas.

Los navarros y leoneses entendieron que la derrota de Alarcos había sido el justo castigo divino a la libidinosa vida que mantenía el rey Alfonso, casado con Leonor pero viviendo en Toledo con su amancebada la judía Raquel. La derrota rompió las relaciones diplomáticas entre los tres reinos y supuso una importante debilidad para Castilla a la que alguno quiso sacar interés.

El rey navarro Sancho VII “el Fuerte”, además de reprobarle a Alfonso la derrota de Alarcos, como se sentía cercado por Castilla y por Aragón aprovechó la debilidad de su enemigo y decidió entrar con su ejército en Castilla arrasando Soria y Almazán «matando et quemado et robando todo quanto fallaban» quedando estas zonas prácticamente despobladas. A raíz de este ataque a Soria se decidió construir o afianzar el Castillo y las murallas que pudieran existir previamente.

De lo cual, se plantean varias hipótesis:

Una dice que fue el propio rey navarro el que se asentó en Soria y construiría la parte más antigua del castillo dotándolo de doble muralla y de barbacana. Hay quien dice incluso que fue en estos momentos cuando el navarro puso al castillo el nombre de Oria y a una población cercana la llamó Garray, ambos nombres de origen vasco.

Otros historiadores creen que Soria hasta entonces carecía de murallas y que como consecuencia de aquel ataque sus habitantes se dieron cuenta de la necesidad de construir una muralla que les protegiese y serían ellos quienes iniciaran la construcción de un cerco amurallado, una posibilidad un tanto extraña sin contar con el apoyo y permiso de su rey.

Finalmente, la hipótesis más aceptada es que para favorecer la tierra soriana a la que tanto debía y que tanto sufrió por las malas decisiones tomadas, el rey Alfonso VIII adoptaría algunas medidas de discriminación positiva, como se dice ahora, y sería en estos momentos cuando el rey decidió amurallar Soria y concederle unas serie de derechos y privilegios especiales recogidos en un Fuero propio y exclusivo. Esta iniciativa de construir el Castillo de Soria sería la razón por la que la cabeza de este monarca figura hoy en el escudo de la ciudad, en lo alto, saliendo a caballo por la puerta, e incuso sea el personaje que ocupa el centro de la rueda de los Linajes.


Escudo de la ciudad troquelado en la campana de la hoy iglesia de la Mayor, uno de los más antiguos que se conservan, fechado hacia 1530. La principal diferencia con el actual es que en lugar de estar la cabeza real sobre el castillo la figura del rey aparece a caballo saliendo por la puerta.
Foto de una postal editada por Miguel Moreno hacia 1982.

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