La organización política de las ciudades castellanas durante la Edad Media resulta muy compleja para tratar de explicarla brevemente, y sin una base previa ni hablar de los muchos matices y diferencias a lo largo del tiempo, cuesta mucho entenderla para una persona con la mentalidad del siglo XXI, pero resumiendo mucho y grosso modo, podríamos decir sin desviarnos mucho que el ejercicio de la política estaba reservada para los poderosos y que, en el caso de Soria, esa oligarquía se agrupaba en los Doce Linajes que eran quienes se repartían el poder y organizaban la sociedad para ellos, pero también para la de los vecinos de Soria y su Tierra que no pertenecían a ella. Si ahora en democracia, la corrupción política es un fenómeno que no nos resulta ajeno, en aquella época y bajo esas circunstancias, lo raro es que no hubiera más.
En la ciudad (a
los vecinos de la Tierra nos referiremos otro día) la mayoría de la vecindad
estaba formada por todos los que no eran nobles, ni caballeros, ni pertenecían
a los Linajes, y estaban obligados a pagar impuestos, por lo que no compartían
esa y otras discriminaciones a los que les sometían los nobles, y desde algún
momento no determinado se organizaron en una agrupación alternativa a los
Linajes llamada el Común de los Pecheros de Hombres Buenos, y que finalmente
consiguió introducir un representante en las sesiones del concejo.
Desconocemos el
detalle de cuando ocurrió ese cambio pero Máximo Diago Hernando (Estructuras de
poder en Soria a fines de la Edad Media, colección Estudios de Historia, Junta
de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 1993, página 253) cree
posible que en este año se hubiera reconocido al Común el derecho a que su
procurador asistiese a las sesiones del Concejo de Soria. Pero quizá no
conseguían ejercerlo y recoge una anotación de los representantes del Común, de
28 de octubre, en la que se quejaban de la decisión de los caballeros de no
respetar esa orden del rey. Al parecer el Común quería intervenir y participar
en la gestión de los bienes del concejo y asegurarse la financiación de su
institución pechera.
El palacio de la Audiencia a finales del siglo XX, sede histórica del concejo de Soria. JCYL AHPSo 1148. |
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