A finales del siglo XIX, la prisión de Soria ubicada en el palacio de la Audiencia era poco menos que un sótano lóbrego, con calabozos fríos y húmedos, sin ventilación, algo más propio de la cárcel de un castillo medieval. Si a eso le añadimos que en este edificio se encontraban: la Audiencia, la casa consistorial, la sala de vistas y las oficinas judiciales, podemos hacernos una idea de la necesidad vital de espacio que se precisaba, y de lo cargado que estaría el ambiente por lo que, como ya hemos comentado en alguna otra ocasión, en esos años cada uno de esos departamentos trató de emanciparse y lograr otro emplazamiento como sede.
El Ayuntamiento de
la ciudad, que al final fue el primero que lo consiguió unos años después,
antes intentó trasladar la prisión a otro lugar, y en esa fecha trasladó a la
Dirección de Penales, la disponibilidad de un edificio en la capital que
pudiera destinarse a Establecimiento Penal, lo que a juicio del alcalde de la
ciudad, “la población vería con gusto que se instalase allí una dependencia de
esta clase”.
La propuesta de
destinar a cárcel un edificio que intuimos pero que no hemos podido
identificar, fue aceptada y de inmediato se inició el correspondiente
expediente para solicitar información sobre el inmueble, sus detalles, condiciones
y, algo vital, si el ofrecimiento municipal incluía la cesión del edificio o si
debía ser comprado.
La noticia aparece
documentada en la Revista de Prisiones y de Policía del 24/11/1898, y su
redactor opinaba que si el edificio fuese cedido y las obras necesarias las
hiciesen los presos, el traslado propuesto por el Ayuntamiento de Soria tendría
posibilidades.
Sin embargo, unos
días más tarde, el número siguiente de ese mismo boletín viene a decir que
aquel traslado fue desestimado pues el edificio propuesto sólo tenía un pozo y
además de aguas no potables, pero lo que era más importante, en contra de lo
argumentando por el alcalde de la ciudad don Mariano Vicén, parece que la
población en general no estaba a favor de este establecimiento penitenciario y
era hostil al proyecto.
Allí, en el
palacio de la Audiencia, permaneció la prisión hasta la inauguración del actual
centro penitenciario, en 1961, y que cerrará sus puertas ¿algún día?
Cárcel de Soria hacia 1920. JCYL AHPSo nº 2443, archivo Carrascosa, atribuible a Tiburcio Crespo palomar. |
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