Si las comparamos con las de San Juan, las fiestas de San Saturio, en Soria, son algo así como la hermana pobre de los festejos de la ciudad, unas jornadas dedicadas a los conciertos, actos deportivos o religiosos que carecen de la algarabía de aquellas. Sin embargo antiguamente la situación no era así, sobre todo este 1743 cuando unos días antes de la fecha de hoy llegó a Soria la ansiada noticia de que el papa había vuelto a canonizar a San Saturio con todos los derechos, por lo que el concejo de la ciudad se reunió de forma extraordinaria, el 1 de octubre de 1743, para decidir con qué festejos se celebraría por todo lo alto aquel acontecimiento.
La primera media adoptada fue, puesto
que la inminencia de la onomástica del santo no permitía preparar adecuadamente
los actos que la ocasión merecía, aplazar su celebración y hacerlo durante ocho
días, del 2 al 10 de noviembre, y cuyas tareas de organización encomendaron a
Antonio Zapata, el caballero comisario encargado de las fiestas y que venía a
ser un cargo asimilable al actual concejal de festejos, quien organizó corridas
de toros durante tres días, en horario de mañana y tarde, en las que se
lidiaron treinta y siete toros, además de disponer de una fuente de vino que se
colocó en la plaza de la Fuente Cabrejas. Tampoco faltaron los actos religiosos
con procesión y traslado de las reliquias del santo desde la ermita a la
Colegiata, misas, sermones… Si alguien tiene más curiosidad y paciencia, pude
consultar el librito de Manuel Carabantes que indicamos abajo y que da
testimonio de los actos con los que se celebró la canonización de Saturio. Probablemente
haya sido el acontecimiento más y mejor celebrado en la historia de la ciudad.
Imagen del libro referenciado, disponible en Biblioteca Digital de Castilla y León. |
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