domingo, 11 de octubre de 2020

11/10/1962: Patrimonio histórico artístico en venta.

Que en Soria tengamos arte Románico para dar y prestar es una realidad en toda regla, pero cuidado que es una forma retórica de decir que tenemos mucho, y que esta frase no debe tomarse en su sentido literal, un aviso necesario pues hace algunos años hubo quien pensó que, qué más daba una ermita más o menos en la provincia o un San Baudelio aquí o allá, y no es un decir pues varios templos románicos de la provincia se vendieron a particulares que los desarmaron por piezas y se los llevaron lejos de la tierra en la que fueron construidos. Otros corrieron peor suerte, y así el complejo religioso de San Francisco, en Almazán, fue derribado para ser sustituido por nada.

Uno de esos ejemplos de románico en venta es la ermita de San Miguel de Parapescuez, un sencillo templo románico que fue la parroquia del despoblado Parapescuez y que se encontraba cerca de la Aldehuela de Calatañazor, en su límite con La Cuenca.

Cierto es que era un edificio más del típico Románico soriano, es decir, una sencilla pero excepcional obra arquitectónica construida en piedra de mampostería y sillería en sus elementos nobles, que desarrollaba una nave única cubierta con madera, arco triunfal de capiteles historiados bellamente esculpidos, y capilla mayor de ábside cuadrangular iluminado a través de dos toscas saeteras. La portada, abierta al lado sur, estaba formada por cinco arquivoltas de medio punto, tres lisas, otra con tallos ondulantes que recuerdan a la decoración de iglesias coetáneas del contorno, y la interior con cabezas femeninas y de varón dispuestas a lo largo y no radialmente, se apoyaban sobre capiteles decorados con temas vegetales, toscas cabezas y otras figuras no identificadas por su mal estado.

El templo, fechado por Gaya Nuño en el primer cuarto del siglo XII, perdió su uso religioso y, hacia la mitad del siglo XX, se empleaba como cuadra para el ganado, por lo que ante ese inadecuado uso y la escasa conciencia patrimonial que, en general, teníamos entones, en 1963, alguien decidió que aquella joya estaría mejor valorada en otro emplazamiento -lo que no deja de tener su razón- y por iniciativa del interesado o del propietario, algo que no hemos podido averiguar, el obispo de Osma don Saturnino Rubio Montiel autorizó la venta del edificio, con el visto bueno de casi todas las autoridades culturales provinciales y nacionales.

El expolio, que pese a su legalidad no puede calificarse de otra forma, fue “vendido” por la prensa de la época como lo mejor que le podía haber pasado al templo para evitar su desaparición, y se llevó a cabo en febrero de 1964 a instancias de su comprador, Vicente Elosúa Miquelarena, que, despreciando la humilde mampostería, trasladó la sillería, portada y todas las piedras talladas a una finca de Ciervana (Vizcaya) con la idea de reconstruirla en algún cerrete frente al mar, proyecto que no se llegó a desarrollar por lo que las piedras deben seguir allí amontonadas, seguro que en peor estado que si se hubieran dejado en su lugar.

Hoy, en su ubicación original, se mantienen en pie unos muros de la nave y visitarlo causa una mezcla de sentimientos que ineludiblemente nos hace pensar en todo el patrimonio que hemos perdido y que hoy esa barbaridad no se habría podido producir pues la sociedad se movilizaría. Pero aunque es muy fácil echarle toda la culpa al obispo Rubio Montiel, que no dudó en derribar otros templos como el de San Clemente de la capital, muchas ermitas e iglesias románicas de la provincia como las de La Revilla de Calatañazor, La Barbolla, Villabuena,... se arruinan sin que nadie haga nada por evitarlo.

¿Las vendemos para arreglar las goteras del claustro de San Pedro?

Portada de la iglesia de San Miguel de Parapescuez en 1933, por Blas Taracena Aguirre.
Fondos fotográficos del Museo Numantino, tomada del artículo de un artículo de Juan Antonio Gómez Barrera en Heraldo Diario de Soria 31/05/2020.



No hay comentarios:

Publicar un comentario