Las Hijas de la Caridad están presentes en Soria desde 1853, según documentos de archivos locales, o en 1857 según su propia documentación, aunque en lo que hay acuerdo es en que acudieron a la llamada de la Diputación provincial que les propuso hacerse cargo de tareas asistenciales en hospicios y hospitales de la provincia. Al año siguiente el obispo de Osma, Vicente Horcos, logró que, en contra de lo que ocurría en la mayor parte del país, esas dependencias asistenciales no fueran a parar al Estado y siguieran en manos de las monjas, reforzando su presencia además con el asentamiento de otras monjas de la misma orden pero dedicadas esta vez a la formación de niños y niñas.
De esta forma y en
unas salas de la primera planta del antiguo convento de San Francisco, hoy en
plena reforma para convertirse en centro hotelero, se fundó en Soria el primer
Colegio Sagrado Corazón de Jesús a cargo de sor Carmen Levaill. No estuvieron
allí demasiado tiempo pues un brote infeccioso las obligó a trasladarse a otras
dependencias en el barrio del Calaverón “en la antigua casa de Camanna”, un
lugar no identificado de donde pasaron a un viejo palacete de la calle Aduana
Vieja, y definitivamente en 1901 a unas casas de la plaza de la Fuente Cabrejas
que les donaron unas hermanas que profesaron como monjas en la misma orden.
Allí instalaron su convento, colegio de pago y para pobres, comedor escolar, y
una sencilla capilla dedicada a la Virgen de la Milagrosa, que fue inaugurada y
bendecida tal día como hoy de 1922.
Posteriormente las
instalaciones se convirtieron en hospital de guerra para los heridos en el
frente y, unos años después del final de la contienda, las monjas se hicieron
con varias propiedades anexas, entre ellas el palacio de los Miranda,
derribando todos los edificios adyacentes para construir el actual colegio del
Sagrado Corazón, pero esa historia la dejamos para otro día que hoy ya se
alarga mucho.
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