Una de las primeras medidas adoptadas por las autoridades sorianas tras ser liberadas por los franceses fue el acuerdo municipal de 13 de octubre de 1812 por el que se decidió construir lo que entonces llamaron “el Pirámide”: un monumento de piedra arenisca en forma de monolito para homenajear a los patriotas sorianos y burgaleses asesinados por los franceses, “catorce o más” dice el acta de la sesión municipal.
Desde 1808 a 1812,
los invasores llevaron a cabo sus ajusticiamientos fusilando en las tapias del
cementerio de San Benito (hoy plaza de toros) o ahorcando en un patíbulo que
colocaron en las eras de Santa Bárbara, por lo que se eligió este último lugar
para emplazar este monumento honorífico, pero no en su emplazamiento actual
sino un poco más arriba, más o menos en lo más alto de la cuesta donde empiezan
los bloques de los Patios de don Vela, y de donde, por conveniencia urbanística,
fue desplazado en 1963.
Muy deteriorado
por el tiempo, los agentes atmosféricos y los vándalos, originalmente en cada
una de sus cuatro caras llevaba una inscripción ya ilegible de la que sólo se distingue
el año, 1812, un escudo de la ciudad, unas palmas martiriales y la calavera con
las tibias cruzadas. Llevó una placa, perdida hace mucho tiempo, que decía:
"Los héroes beneméritos de la patria don Pedro Gorso, cura de Santibáñez;
don Eulogio José Muro y don José Ortiz Covarrubias; intendente de la provincia
de Burgos y vocales todos de la Junta Superior y don José Navas secretario de
aquella intendencia, fieles a Dios, al rey y a la nación fueron aquí
alevosamente asesinados por los bárbaros satélites del vil Napoleón el 11 de
abril de MCCCXII, así como también el teniente coronel de los reales ejércitos
don Gregorio Saldaña, vecino y regidor perpetuo de esta ciudad fusilado por los
mismos bárbaros el IX de diciembre de MCCCX y otros defensores de la patria. A
su eterna memoria erigió este glorioso monumento la M. N. y M. L. ciudad de
Soria".
Un error muy extendido y que conviene aclarar es el de referirse a este monumento como: rollo, picota u horca, algo que no ha sido y que conviene insistir para que no se repita.
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