Hoy, onomástica de San Juan Bautista, es sin duda una de las referencias importantes del calendario soriano, y hace quinientos años era la jornada en la que se renovaban algunos oficios cuadrilleros y del Común de Pecheros de la ciudad de Soria, una especie de federación de cuadrillas a cuyo frente se encontraba uno de los jurados llamado Procurador del Común, máximo representante de la mayor parte de los vecinos ciudad, pese a lo cual apenas podía participar en las decisiones importantes del concejo cuyos representantes eran, en su mayor parte, nobles de los Linajes o representantes reales.
En 1520, y desde hacía varios años, era Procurador del Común el
jurado de la cuadrilla de San Esteban, Bartolomé García, un tipo carismático y
eficiente como probablemente no haya habido otro, que no temía alzar la voz
frente a los desmanes de una oligarquía que en Soria trataba de hacer y
deshacer a su antojo buscando su propio beneficio sin procurar el interés
general.
Aunque no conocemos todos los detalles de lo que aconteció
aquel año, y parte de los que sabemos lo es por la parte parcial y subjetiva
del propio hermano de Bartolomé, no creemos errar mucho si suponemos que, ante
la presión de algunos nobles linajudos o por los odios que despertaba entre de
algunos miembros de su propia clase pechera, bajo el argumento de que aquel año
el procurador Bartolomé estaba ausente para jurar la renovación de su cargo,
según era costumbre, y pese a que estaría justificado, pues estaba ejerciendo
sus labores profesionales como funcionario, y sociales como representante del
pueblo, hace justamente hoy quinientos años Bartolomé no estaba en Soria y no
pudo jurar la renovación del cargo, por lo que el resto de jurados decidió
revocarle y sustituirle por un herrero llamado Diego Martínez de Tardesillas.
Como ya hemos dicho, aún sin conocer todo los detalles ni
entrar a detallar hoy otros que nos liarían en exceso, no parece descabellado
pensar que aquella maniobra parece corresponder más bien a la intención de
quitarse del medio a la única persona que podría liderar un movimiento
ciudadano contra los que ostentaban el poder en Soria. Pero resulta inevitable
relacionarlo con la revuelta de las Comunidades que acababa de iniciarse por
muchas ciudades castellanas contra el rey Carlos I, un rey extranjero que ni
siquiera hablaba la lengua del país y que rechazaba la opinión de sus súbditos.
Bueno, en realidad la revuelta comunera fue algo mucho más
profundo y complejo pero, en lo que se refiere a nuestro ámbito local,
Bartolomé García regresó a Soria y acató la decisión de los Pecheros aunque,
con su carisma y capacidad de liderazgo, prácticamente al mismo tiempo encabezó
un movimiento popular que más que tintes comuneros parece una reivindicación
social de su clase frente a los poderosos linajes.
Algún tiempo después, especialmente desde que las tropas reales
atacaran Segovia o Medina del Campo, el concejo de Soria mostró su profundo
disgusto y se adhirió al movimiento comunero, y aunque no tenemos la plena
seguridad, es muy probable que Bartolomé participara en aquel levantamiento
popular que, en Soria, apenas duró un suspiro y que culpable o no, fue
declarado a Bartolomé cabeza de turco y junto con algún compañero más fue
ejecutado. Pero, nuestra duda es si Bartolomé fue un ¿líder comunero o un líder
del pueblo?
Ejecución de los comuneros. Óleo sobre lienzo, 1860, por Antonio Gisbert Pérez, Palacio de las Cortes, Madrid. |
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