Hoy hace 259 años y en la Universidad de Santa Catalina, se graduó en Leyes el alumno Gaspar Melchor Baltasar de Jovellanos Ramírez (1744-1811), quien posteriormente se convertiría en un destacado escritor, jurista y político de la época que le tocó vivir y en la que intervino activamente en los puestos de más alta responsabilidad, lo que le trajo desgracias y honores a partes iguales, alguien a quien Julián Marías calificó como una de las mejores cabezas de su tiempo.
Tras cursar estudios en su Asturias natal
y Ávila, con 17 años el joven se trasladó hasta el Burgo de Osma donde se
presentó ante el rector y decano de la Facultad de Leyes de la Universidad de
Santa Catalina. Tras la presentación de la correspondiente certificación que
avalaba sus estudios, el alumno fue sometido a examen que superó y que le
otorgó el título de Bachiller en Cánones (Derecho Canónico), lo que le permitió
seguir formándose en otras universidades. Aunque es cierto que en algunos de
sus versos ridiculizó esta universidad a la que calificó como miserable, también
hay que reconocer que en su madurez mudó su opinión sobre este centro formativo
escribiendo que «…muy a propósito para
Osma, donde hay una Universidad antes miserable y hoy estimable, por la
protección que le dispensó el rey padre [Carlos III] a ruego de su confesor [Joaquín de Eleta] por influjo y residencia de Tavira».
Las críticas de Jovellanos a la
Universidad de Santa Catalina venían motivadas por un viejo problema que no
acaba de desaparecer, y es que, en el siglo XVIII, los títulos concedidos por
la universidad burgense estuvieron puestos en tela de juicio porque había
rumores de que sus responsables actuaban fraudulentamente y vendían los títulos
y grados.
Retrato de Jovellanos por Goya en 1798, Museo del Prado. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario