En alguna ocasión ya nos hemos referido a dos
eminentes sorianos cuyo olvido general es la peor ofensa que podemos hacer a su
memoria y que desde aquí tratamos humildemente enmendar. Nos referimos a los
hermanos Hermenegildo y Eusebio García Sanz, dos royanos nacidos a mediados del
siglo XIX que, como tantos otros paisanos nuestros, se vieron obligados a
emigrar a La Argentina –así, con artículo según acostumbraban a decir entonces-
a buscarse la vida y donde, a base de trabajo, esfuerzo y tesón, lograron hacer
una gran fortuna.
Casi
todos los indianos de los pueblos sorianos se agruparon en diversas sociedades
filantrópicas para dotar a sus pueblos natales de obras de carácter público
como: escuelas o fuentes, pavimentar calles o construir trinquetes. Pero los
hermanos García Sanz, además, decidieron patrocinar directamente y con sus
propios recursos diversas instituciones como el asilo-colegio de niñas en El
Royo y Derroñadas; promovieron económicamente la instalación en Soria de las
Siervas de Jesús y del colegio de los padres Franciscanos; e impulsaron
diversas becas de estudio para niños necesitados.
Hoy
hace 97 años que estos hermanos instituyeron en Derroñadas la fundación del
Asilo de Ancianos y Colegio de Niñas de los Sagrados Corazones, dos
instituciones dotadas por ellos y mantenidas por las Hijas de la Caridad de San
Vicente de Paúl. Asilo y Escuela se instalaron en el edificio cedido por los
fundadores. La escuela formó a niñas de todas las clases sociales, incluyendo
en régimen gratuito o semigratuito a las de familias de Derroñadas, El Royo y
pueblos de la comarca que contaban con pocos o escasos recursos.
Lo
dicho, dos personajes casi desconocidos cuya iniciativa y generosidad sirvió
para mejorar la formación de miles de sorianos que a lo largo de varias
generaciones fueron beneficiarios de su altruismo. ¡Cuánta ingratitud! En
nuestra ciudad, por mucho menos, a otros se les han dedicado plazas o títulos
honoríficos pero a los García Sanz ni un simple reconocimiento.
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