Aquel
fue, en palabras de Javier Herrero y Joaquina Gutiérrez, "…el retablo
barroco más espectacular y de mayores dimensiones que podría haber tenido la
ciudad de Soria", un retablo monumental de grandes proporciones y tipo
cascarón, con planta ochavada, que se adaptaba a la disposición arquitectónica
de la capilla mayor. Estaba realizado en madera de pino de Vinuesa sobredorada
y policromada. Constaba de sotabanco, pedestal, cuerpo único tetrástilo y ático
en forma de casquete agallonado con nervios. El cuerpo principal se dividía en
tres calles, articuladas mediante seis columnas. La calle central estaba
presidida por la imagen de la Virgen del Espino, patrona de la ciudad y objeto
de gran devoción. Dicha imagen fue esculpida a finales del siglo XIV y
reconvertida después en imagen de vestir. Su hornacina estaba flanqueada por
dos columnas, una a cada lado, y en las calles laterales se disponían dos
hornacinas de arco de medio punto ocupadas por ¿San Agustín? y San Blas. El
ático, adaptado a la forma del ábside, llevaba en el centro un gran nicho con
la imagen de una santa.
Pero,
si hablamos en pasado de este conjunto monumental de arte es porque, ya no
podemos contemplarlo. Un incendio, que aconteció en 1952, nos privó de ello y,
por tanto, de la imagen original de la Virgen del Espino.
Imagen del retablo antes del incendio recogida en el nº 14 de la Revista de Soria primera época (1971) de autor anónimo. |
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