Uno de los muchos conventos y monasterios que ha
habido en Soria capital a lo largo de los siglos fue el convento femenino de la
Inmaculada Concepción, que ocupaba parte del solar del actual colegio de las
Escolapias y cuya fachada oriental correspondería, más o menos, al medianil
entre el colegio y los edificios del Espolón números 10 y 12. De este convento
se conserva el monumental arco de la portada que, desmontado y reubicado, luce
hoy en el acceso al cuartel de
la policía municipal de Soria.
El monasterio fue fundado en
el siglo XVI por el capitán y conquistador de Indias Francisco de Barrionuevo,
un noble soriano enriquecido en aquellas tierras, que legó una importante
cantidad de dinero en su testamento para la fundación de este convento en el
que sólo habría diez monjas concepcionistas. Su dedicación se centraba en las
labores propias de su condición religiosa, y en atender y cuidar en sus
necesidades básicas a los hidalgos pobres, especialmente los de su linaje, los
Barrionuevo o Barnuevo. En la práctica, esas instalaciones se convertían en una
especie de 'residencia de la tercera edad' para nobles venidos a menos. Es posible
que con el tiempo cambiase o ampliase sus fines pues, en protocolos notariales
del siglo XVII, se refieren gastos que ocasionaban los colegiales que vivían en
esas dependencias.
Sabemos
que, su iglesia disponía de suntuosos retablos y una capilla funeraria de la
familia del fundador, que el monasterio se incendió en 1667 y, que fue
reconstruido y reocupado por monjas hasta el final de la Guerra de la
Independencia cuando fue parcialmente destruido por los españoles para evitar
que, si los franceses regresaran, pudieran hacerse fuertes en él. A partir de
este momento los investigadores ya no se ponen de acuerdo. Unos dicen que en
ese momento las monjas lo abandonaron para siempre, y otros que regresaron, lo
reconstruyeron y lo perdieron con la Desamortización de Mendizábal. Las ruinas del convento y su solar (hoy
Escolapias) fueron tasadas en treinta y nueve mil reales, cantidad por la que,
tal día como hoy, fueron adjudicadas al comerciante soriano León Perlado.
Las
ruinas del convento se encontraban en una parte privilegiada de la ciudad por
lo que se pensó en reconstruirlas para usos militares, pero nada se hizo. El
edificio acabó desmoronándose del todo y su solar destinado a cuadras de
animales, muy útil por la cercanía al mercado y por las ferias celebradas en
sus inmediaciones; al rastro o mercado de las carnicerías de la ciudad; e,
incluso, fue el lugar donde se instalaba la parada de sementales del Ejercito,
una especie de centro de inseminación ganadera de carácter itinerante.
Posteriormente el solar del convento fue destinado al colegio de las
Escolapias y el campo del mercado, que se extendía hasta el Museo Numantino,
empleado para parque de bomberos, ferias, y, finalmente, para construir el
edifico residencial del Espolón nº 10.
Vista del Espolón y del Campo de las Concepciones desde la terraza de la Caja de Ahorros hacia 1974. Autor foto: Salvador Vives Soriano, JCYL AHPSo 29865, fondo Vives. |
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