Una de las consecuencias de la guerra civil castellana, entre el rey Pedro I de Castilla y su hermanastro Enrique II de Trastámara, fue que el vencedor tuvo que pagar los servicios prestados por traidores y mercenarios a los que tuvo que recurrir para derrotar a Pedro. Y, cuando los maravedíes se le terminaron, hubo que compensarles concediéndoles en señorío muchos territorios y poblados hasta entonces independientes o de realengo.
Una
de esas “mercedes” concedidas, y que fueron tantas que esa palabra dio apodo al
rey, es la que vamos a tratar hoy. Estando el monarca en Medina del Campo, en
esta fecha, concede a Juan Ramírez de Arellano (que ya era desde poco antes
Señor de Aguilar) el Estado de Andaluz, una pequeña demarcación que más o menos
correspondía con lo que antaño había sido la Comunidad de Villa y Tierra de
Andaluz o de Fuentepinilla y que disponía de un Fuero propio concedido por
Gonzalo Núñez de Lara en el siglo XI. La Comunidad y el Estado de Andaluz
estaba compuesta por las siguientes poblaciones: Andaluz, Centenera de Andaluz,
Fuentelárbol, Fuentepinilla, Osona, La Seca, Tajueco, Torreandaluz,
Valderrodilla, Valderrueda y Ventosa de Fuentepinilla.
Con
los siglos, y como consecuencia de bodas nobles y transmisiones hereditarias,
el Estado de Andaluz acabó siendo propiedad del Ducado de Abrantes hasta que
fueron abolidos los señoríos por decisión de las Cortes de Cádiz en 1814.
Andaluz (Soria). |
Imagen tomada de cajarural,com
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