En el día de hoy de 1591, y tras haberlo
solicitado sin obtenerlo dos años antes, el Cabildo de San Pedro instó al
obispado de Osma permiso para derribar la ermita de San Millán, una de las
famosas 35 colaciones de la ciudad, y que esta vez le fue concedido.
Tras
la repoblación de Soria de 1119, los colonos se establecieron, en lo que viene
a ser el perímetro amurallado de la ciudad vieja, en 35 pequeños barrios
independientes o colaciones que surgirían en torno a una iglesia o parroquia y que
haría funciones más allá de las meramente religiosas. Con el tiempo aquella
organización social fue evolucionando, la población se unificó y muchas de
aquellas parroquias se dejaron arruinar sin que sepamos, con seguridad, la
ubicación concreta de algunas de ellas.
Una
de aquellas antiguas parroquias que dio nombre a su colación fue la de San
Millán, un santo tradicionalmente asociado con la devoción de los pastores, dato
este que puede darnos una pista sobre el origen de sus pobladores o bien,
tampoco sería descartable, que procedieran de alguna población con parroquia a
ese santo o, incluso, que procedieran de la zona próxima al monasterio de San
Milán de la Cogolla, cenobio con alguna presencia en Soria por aquella época.
Aunque
no se ha podido confirmar arqueológica ni documentalmente su ubicación concreta,
se ofrecen dos posibles: una, hacia el final de la calle de San Vicente, entre
el actual camino de San Ginés y el barrio de la Cruz; y otra, en la ladera del
Mirón por la zona de San Pedro, al fondo del barranco donde finaliza la calle
de Santa Apolonia.
Tras
la desaparición de la parroquia de San Millán, sus propiedades pasaron a la de
Nuestra Señora del Azogue, que dos siglos después también fue eliminada y
absorbida por de San Pedro. Aquí fueron a parar muchos de sus objetos
litúrgicos, entre los que se recogen: una campana, una imagen de Santa Apolonia,
y otra imagen muy milagrosa y de gran devoción entre los sorianos conocida como
la Virgen de San Millán. La propia piedra de esta vieja parroquia fue
reutilizada para construir la torre campanario de la hoy concatedral.
Torre de la concatedral de San Pedro con la piedra de San Millán en su fábrica. Fotografía A. Arribas. |
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