En este becqueriano año 2020, en el que
celebraremos el 150 aniversario del fallecimiento de los hermanos Gustavo
Adolfo y Valeriano, es preciso hacer mención a otras referencias biográficas de
estos hermanos cuya genialidad también se inspiró o acrecentó en nuestros
paisajes.
El
17 de febrero de 1836 nació en Sevilla un niño llamado Gustavo Adolfo Claudio
Domínguez Bastida, que será un reconocido poeta y narrador del movimiento del
Romanticismo bajo el nombre de Gustavo Adolfo Bécquer. Probablemente sea uno de
los autores más populares de la literatura hispana. Sus padres, José María Domínguez
Insausti y Joaquina Mª Bastida y Vargas, tuvieron ocho hijos pero, aunque
murieron cuando Gustavo apenas tenía doce años, comenzaron a inculcarles una
valiosa educación que se continuó después con los parientes que se hicieron
cargo de ellos. El padre, un pintor de cierto renombre en su época, recuperó el
apellido Bécquer de un antepasado que acudió a Sevilla en el siglo XVIII
Con
18 años Gustavo Adolfo marchó a Madrid para desarrollar su carrera literaria
pero, lejos de ese ambiente bohemio y amable con el que a veces se ha descrito
la vida cultural del Madrid de mediados del XIX, la ciudad le resultó fría y
hostil, más pendiente de las revueltas políticas de la época que de las artes.
Quizá este contexto acrecentó más su carácter solitario y taciturno y que, en
parte, se paliaría al año siguiente con la llegada a la villa de su hermano el
pintor Valeriano Bécquer, su imprescindible alter ego, alguien con quien tuvo
una profunda relación más allá de la fraternal y que permitió a ambos derrochar
creatividad. Gustavo comenzó a colaborar en la prensa de la época y poco a poco
fue haciéndose un nombre propio que, aunque apenas le permitía vivir
miserablemente, le facilitaba el escribir poesía, historia, libros de artes,
narraciones, teatro,…
En
marzo 1861 se documenta la presencia de Gustavo Adolfo en Soria, donde su tío
Curro residía y ejercía como médico, remitiendo cartas y escritos desde la casa
familiar de la plaza de Herradores. Además de la relación familiar con su tío,
parece que algo tendría que ver su relación amorosa con Casta Esteban que,
aunque se conocieron en Madrid donde ambos residían, su familia pasaba
temporadas en la casa de Noviercas. Los dos se casaron en Madrid el 19 de mayo
de este año y, a los pocos meses, comenzó a publicar sus primeras leyendas
sorianas en el periódico El Contemporáneo.
De
la presencia de Bécquer en la capital soriana apenas hay noticias que lo confirmen,
pero sí de sus largas estancias en la casa familiar de Noviercas donde nacieron
los hijos de la pareja. También Valeriano pasó en Soria algunas temporadas,
lugar este que le inspiró para crear alguno de sus cuadros y dibujos más
conocidos.
Poco
a poco iremos conociendo algunos acontecimientos que relacionan a Bécquer con
Soria y, particularmente, con Noviercas, donde vivirá grandes pasiones y
desencuentros con Casta.
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