domingo, 15 de mayo de 2016

15/05/1793: La efeméride de hoy resulta un tanto controvertida ya que el final tiene dos variantes. La que dice que culminó en tierras sorianas y la que no. Pero como en el peor de los casos afecta a Soria de refilón vamos a detenernos a hablar de ella.

El 15 de mayo de 1973 tuvo lugar el primer vuelo documentado de una persona a través de un mecanismo autopropulsado.
El hecho tiene dos versiones que ahora pasamos a relatar.

En esta fecha, Diego Marín Aguilera, un pastor burgalés de Coruña del Conde −entonces obispado de Osma− comenzó un viaje aéreo con un artilugio que había construido y que le permitió volar 32 km, desde su pueblo natal hasta El Burgo de Osma. Y aunque tenía previsto llegar hasta Soria no consta que así lo hiciera. Hay quien afirma que sí llegó hasta El Burgo de Osma y que regresó sano y salvo de nuevo a su pueblo.

Cuentan las crónicas que observando el movimiento de las aspas de los molinos y el vuelo de las aves Diego ideó y construyó una máquina voladora descrita como una especie de pájaro mecánico fabricado con armazón de madera y dotado de dos alas de 2,08 metros formadas por finas varillas de hierro entrecruzadas de alambre y recubiertas por plumas de águila con la misma disposición que en la anatomía de estas aves. La cola estaba construida igual que las alas, lógicamente también a escala y proporción de pesos, y la autopropulsión estaba dotada de mecanismos y manivelas para mover tanto las alas como la cola para poder gobernar la aeronave.

El día de su despegue y ayudado por sus amigos y confidentes lo subió al monte, donde todavía está el castillo de su pueblo, y desde allí con total seguridad en su proyecto, se lanzo al aire con la determinación de llegar hasta Soria haciendo escala en una colina de El Burgo de Osma y después regresar al pueblo, aprovechando las térmicas como hacen las aves. A partir de este momento, hay dos variantes de la historia. La que dice que fue hasta El Burgo de Osma y regresó y la que dice que voló unos cientos de metros hasta que cayó al suelo y sus vecinos destruyeron el aparato al entender que era un artilugio del demonio.

La otra versión de la historia dice que como Ícaro, quiso volar más alto y más rápido con lo que construyó otro artefacto más grande que “sólo” voló cuatrocientos metros antes de estrellarse. Fue entonces cuando sus supersticiosos vecinos entendieron el invento como una obra maligna e hicieron lo que consideraron más adecuado, quemar esa máquina del infierno.

Diego murió en 1799 y se le debe considerar un avanzado pues además de este proyecto construyó otros artilugios entre los que se recuerda una sierra que mejoraba la extracción de mármol en las canteras de Espejón.

Monumento conmemorativo formado por un avión moderno colocado en honor de Diego Marín en Coruña del Conde (Burgos).
Fuente foto: Wikimedia Commons. Autor: Juan Carlos Gómez.

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