21/04/1920: El profesor
santanderino Gerardo Diego Cendoya opositó para catedrático de Literatura y
consiguió el segundo puesto, por lo que no pudo optar a Salamanca que era su
primera opción. Y eligió Soria al parecer influido por a sombra de otro poeta
como él, Antonio Machado; antiguo profesor en ese instituto y aunque de un
estilo diferente, reconocidísimo poeta.
Aunque hay quien apunta una primera visita en los inicios de mes,
parece que fue el 21 de abril cuando Gerardo Diego llega a Soria para dar
clases de literatura en el Instituto, integrándose de inmediato en la vida
social y cultural de la ciudad. Se hospedó en la pensión de las Isidras, en el
nº 74 de la calle Collado, y aunque los sorianos de la época le recuerdan de
luto riguroso por la reciente muerte de su madre, también le recuerdan por su
talante alegre, por su participación como actor aficionado en un grupo de
teatro de aficionados, por su amistad y las tertulias en al que disertaba con
José Tudela, Mariano Granados o Bernabé Herrero. Sus alumnos también le
recordaban por su gran capacidad de trabajo, su gran preparación pero también
por su alto nivel de exigencia.
Tras dos años de estancia en Soria que le sirvieron de inspiración para
muchos de sus poemas, pidió el traslado y aunque no volviera a residir en
nuestra ciudad su figura alta, estrecha y de impecable traje gris, no se hizo
rara en el Collado pues regresó con frecuencia -hasta que se quedó definitivamente
con nosotros aunque sea como estatua-.
Escultura de Gerardo Diego en los soportales de la calle El
Collado (Soria).
Autor fotografía: Luis Alberto Almería de la Merced
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