En la jornada de hoy de 1684, el rey Carlos II otorgó el título de Marqués de la Pica al maestre de campo don Francisco Bravo de Saravia y Ovalle en compensación a los buenos servicios prestados en Chile, como alcalde de la ciudad de Santiago y por su papel en las guerras de Arauco, aunque en realidad más que una concesión cabría considerarlo como una ampliación de categoría pues el citado caballero ya disfrutaba el título de Señor de la Pica que su familia ostentaba al menos desde 1430.
Francisco Bravo de Saravia
y Ovalle fue un criollo soriano perteneciente al linaje de los Salvadores que
nació en Santiago de Chile en 1628, lugar donde su abuelo Melchor Bravo de
Saravia y Sotomayor, natural de Soria, había emigrado en 1568 para defender los
intereses del imperio español en América. Allí, en Santiago de Chile, el abuelo
ocupó también destacados cargos políticos que después ocuparon sus
descendientes, y también peleó en la Guerra de Arauco, un largo conflicto que
se desarrolló entre 1536 a 1772.
Aunque no lo podamos
asegurar, no erraríamos mucho si afirmamos que el citado caballero jamás
visitaría sus posesiones sorianas, la casona familiar de la plaza Bernardo
Robles que hoy son las aulas de la tercera edad, y La Pica, un despoblado
situado entre Aldealpozo y Tajahuerce que resulta uno de
los más interesantes y mejor accesibles de la provincia pues la existencia de
una buena atalaya medieval ha permitido mejorar su acceso al visitante. De
época posterior a la torre sería la iglesia románica de la que apenas quedan
algunos restos, como también quedan restos de la gran casona que dicen fue un
palacio cuya fachada llevaba un gran escudo heráldico de los Bravo de Saravia que
fue arrancado hace pocos años.
En primer plano la casona arruinada y detrás la atalaya medieval. Autor Alberto Arribas. |
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