Ahora que la presencia franciscana en Soria parece tener un final inminente y ¿definitivo? conviene echar la vista atrás y comprobar que la hoy escasa orden fue una de las más importantes en la Soria medieval y que fue objeto de importantes prerrogativas y donaciones por parte de la nobleza local y hasta de la propia corona. A modo de ejemplo de una de ellas, en esta jornada de 1384 el rey Juan confirmó a los franciscanos sorianos las donaciones realizadas por sus antecesores, aumentándolas de dos mil a seis maravedíes.
El monasterio de San
Francisco de la calle Nicolás Rabal, hoy en plena fase de rehabilitación para
convertirse en centro hotelero, fue fundado por el propio San Francisco de
Asís. Según una tradición, en 1214 el santo pasó por Soria en su peregrinaje a
Santiago de Compostela y se alojó en el convento de frailes de Nuestra del Mercado que hubo donde ahora está
la plaza de toros. Una mañana salió a pasear, cruzo la dehesa, y al llegar al
actual emplazamiento de la iglesia, colocó cinco pequeños montones de piedras,
señalando el lugar en el que quería se instalarían sus frailes: "comienzo como puedo la casa del Señor; otros
vendrán después y la continuarán".
Tras esta mítica fundación las obras
comenzarían enseguida pues ya tenemos noticias de que en 1227 existía un primer
convento que fue pasto de las llamas, una constante que se repitió en varias
ocasiones, pero que no quitó la ilusión a esos frailes que cada vez
reconstruían su iglesia y monasterio con más ahínco. Claro que recursos no les
faltaban pues la de San Francisco fue la niña mimada de las iglesias sorianas
al ser uno de los lugares de enterramiento preferidos por el pueblo llano pero
sobre todo por poderosas familias locales que construyeron fastuosas capillas,
y hasta el último rey de Mallorca, Jaume IV, está enterrado en su solar.
A mediados del siglo XVI aquella iglesia
románica fue sustituida por la actual, o lo que queda de ella, un enorme templo
gótico de tres naves que se extendía de este a oeste rodeada por capillas
laterales, en lo que parece fue el templo de mayor tamaño de la ciudad.
Tras la Guerra de la Independencia, el
convento fue incendiado para evitar que, si los franceses regresaban, se
atrincheraran en él y aunque en aquella ocasión los daños no fueron muchos, los
frailes ya no tenían los recursos económicos del pasado para reconstruirlo por
lo que comenzaron una rehabilitación parcial de la que fue la nave central que
es lo que hoy permanece como iglesia parroquial abierta al culto. Pero esa
rehabilitación nunca finalizó pues las crisis económicas, las guerras y las
desamortizaciones lograron destruir lo que el fuego no había conseguido durante
siglos. Las instalaciones pasaron a la Diputación provincial de Soria, que
destinó el convento a hospital y después a Colegio Universitario de Soria hasta
su traslado al Campus. La iglesia quedó totalmente abandonada y convertida en
solar, salvo ese tramo de la nave central que hoy es hoy iglesia parroquial abierta
al culto.
Tras muchos años de abandono, las obras
de rehabilitación para convertirlo en hotel y apartamentos turísticos han
comenzado. Un proyecto imprescindible que dé utilidad a semejante edificio en
el corazón de Soria y que, esperemos, se realice con el adecuado seguimiento
arqueológico pues esas ruinas encierran muchos secretos que queremos conocer.
Interior de la cabecera del templo en 2014 correspondiente al “rincón de Bécquer”. Colección particular. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario