El coro de la catedral burgense ha dispuesto de, al menos, tres sillerías. La primera que nos consta fue mandada colocar dos siglos antes por el obispo don Bernabé (1331-1351) y duró poco más de cien años ya que los canónigos decidieron cambiarla. No parece que estuviera en mal estado y, tras retirar los sitiales, los regalaron a otras iglesias como la del convento franciscano de San Esteban de Gormaz o la colegiata de Roa. Parece que se cansaron de ellos, no eran suficientemente dignos o resultaban incómodos. El caso es que, hacia 1474 y siguiendo órdenes del obispo Pedro de Montoya, se colocó una nueva atribuida a un artífice identificado como el Maestro Toribio de Palencia.
Esta segunda tampoco acabó de
convencer a los canónigos que, poco más de un siglo después, apenas un suspiro
para una obra de estas características, tal día como hoy de 1588 decidieron que
con una donación de 125.000 maravedíes, legada
unos años antes por el obispo Tello Sandoval, acordaron iniciar los trámites
para dotarse de una nueva sillería para el coro de la catedral que es la
actual.
Acostumbrados
a contemplar en otras catedrales sitiales más propios de un rey que de un
canónigo, de la sillería de la catedral burgense casi podríamos decir que
resulta un tanto sobria, pero muy bella y elegante. Se trata de una doble sillería, alta y baja, dotada de respaldo y
doselete. Está realizada siguiendo trazas de Sebastián Fernández en madera de
nogal con pino para los adornos: la sillería baja la forman treinta y una
sillas (veintiocho laterales y tres absidales), separadas por brazos que se
cierran en volutas en la parte inferior, sin más adorno que los estípites
antropomorfos que enmarcan lámina rectangular, al dorso, bajo el atril corrido
con decoración de cadena partida por pequeñas ménsulas vegetales.
La
sillería alta, a la que se accede por tres escaleras de otros tantos peldaños,
está compuesta por cuarenta y una casas, treinta y dos laterales y nueve
absidales, incluida la episcopal. Éstas se unen por columnas corintias
estriadas sobre repisas revestidas de hojas de acanto, como las ménsulas que
sostienen la cornisa del doselete decorada por cadena de florón central. Sólo
la silla episcopal se encuentra entre columnas del mismo orden y decorada con
un relieve que representa a Santo Domingo de Guzmán, en un nivel ligeramente
superior a las del resto. Cada casa termina en ático con doselete, únicamente
la silla episcopal está decorada con un bajorrelieve correspondiente a un
escudo episcopal policromado por Bartolomé de Ávila entre cariátides que
sustentan el frontón.
Sillería del coro de la catedral. Imagen de iglesiaactualidad |
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