Hoy hablaremos de un acontecimiento cultural
que en su día pasaría inadvertido para la mayor parte del público, pero a la
postre tendría trascendencia nacional, incluso para los sorianos. Y es que hoy,
hace 95 años, doña Clotilde
García del Castillo, viuda del pintor Joaquín Sorolla, dictó testamento
ante el notario madrileño Camilo Ávila, en el que generosamente dispuso legar al
Estado español la casa-taller familiar
ubicada en Madrid con la mayor parte de las pinturas del maestro,
objetos artísticos, muebles, documentos, cartas particulares y una gran
colección fotográfica.
En
ese lugar y con esos objetos, se fundó siete años después el Museo Sorolla, un
ejemplo paradigmático de lo que debe y puede hacerse con una colección
pictórica para que la disfrute todo el mundo y que posteriormente fue
enriquecido con la generosidad de los hijos de Joaquín y Clotilde.
Sin
embargo y aunque de pasada, también citábamos antes que la donación incluía la
gran colección fotográfica formada por imágenes familiares y otras compradas, o
encargadas directamente por el maestro, que las usaba como inspiración o a modo
de apuntes para la realización de sus pinturas.
Entre
esas más de siete mil fotografías, la colección cuenta con 67 imágenes de
Soria: una tarjeta postal del mercado de la serie de 1908, otras cuatro
fotografías montadas sobre cartón y diecisiete placas de cristal realizadas
expresamente en la visita cursada por Sorolla a Soria en octubre de 1912, con
seguridad todo atribuible al fotógrafo soriano Aurelio Rioja de Pablo, si bien
hay otra serie de 41 placas estereoscópicas realizadas en esos días que, aunque
se le atribuyen, no se tiene certeza de que sean de Rioja.
Todas
esas imágenes forman una impresionante colección costumbrista y, hasta hace
poco inédita de esa Soria predominantemente rural de principios del siglo XX,
que constituyen un documento impagable y que nos recuerda diferentes lugares
del mercado de los jueves en las plazas Mayor, de la Leña, del Ferial,… Una
colección que nos acerca mucho a nuestro pasado reciente y que muestra personas
muy cercanas, que llevan rasgos reconocibles en cada uno de nosotros y que pueden
ser los de nuestros abuelos.
Esos
fondos fotográficos resultaban prácticamente desconocidos para la mayor parte
de los sorianos pero, en 2012 y con motivo del centenario de la llegada del
pintor a Soria, el investigador Tomás Pérez Frías consiguió permiso de los
responsables del Museo Sorolla para reproducirlos en un número monográfico de
la Revista de Soria nº 78 que con textos suyos, de Joaquín Alcalde Rodríguez y
de Alberto Arribas Hernández, permitieron rescatar y sacar a la luz un pasado
que hoy podemos disfrutar gracias a la generosidad de muchas personas que
entendieron que el conocimiento, la belleza o simplemente lo interesante, debe
pertenecer a toda la Humanidad.
Joaquín Sorolla pintando a sus “Tipos sorianos” desde el atrio de la ermita del Mirón con el Castillo al fondo en octubre de 1912. |
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