Nuestro personaje de hoy nació en Lugo en 1877 y, por el matrimonio de su madre viuda con un soriano, llegó a Soria con veinte años de edad donde se acomodó sin problema, convirtiéndose al poco tiempo en un personaje fundamental de la vida política, social y cultural de la ciudad. Además de ser padre de una prolífica descendencia, que también ha dado nombres ilustres a la ciudad, don Mariano se licenció en Derecho, fue secretario del Ayuntamiento y de la Diputación, presidente del Casino de Numancia, socio de la Sociedad Económica Numantina y de la de Socorros Mutuos, cofundador de la Caja de Ahorros, colaborador en la prensa, escritor, fundador de algunos periódicos…, aunque quizás el rasgo más destacable de don Mariano era el de ser un hombre bueno en el amplio sentido de la palabra.
La tradición oral recuerda que en su
casa los pobres siempre eran bien recibidos con algunas monedas y una amplia
sonrisa, y que compraba todos los productos que los sorianos con menos recursos
vendían de casa en casa para a continuación dárselos a los más pobres que
llamaban después pidiendo comida. Pero ese hombre tenía algo más que le
caracterizaba: sus ideas políticas republicanas, algo que en su época era más corriente
e inofensivo que ahora, pero que años después de morir le causó no pocos
problemas.
Fallecido en 1914, su memoria no fue
olvidada y en 1935 se le prestó el homenaje que merecería haber disfrutado en
vida. El 14 de julio de ese año las autoridades municipales decidieron honrarle
colocando su busto, obra del escultor soriano Ignacio Lopez, en la glorieta de Bécquer
del parque de la Dehesa, y dedicando su nombre a la plaza en la que residió. Aquel
lugar se llamaba entonces del Campo, un nombre que se consideraba poco elegante
para una plaza que ya era la principal de Soria y que todo el mundo llamaba
“del chupete” por la fuente surtidor que había en el centro. Pero nadie quería
que ese apodo acabara asentándose definitivamente por lo que se decidió
bautizarla con el nombre de algún prócer soriano. Aunque se barajaron otros
nombres como el de Nicolás Rabal o Bonifacio Monge, finalmente se decidió que
la plaza llevara el nombre de Mariano Granados.
El busto de don Mariano estuvo apenas un
año en la Dehesa. En julio de 1936, algunos analfabetos con fusiles que
apoyaban el golpe de estado militar y que no sabían lo que los sorianos sentían
por Mariano Granados, sólo acertaron a averiguar que era republicano y por lo
tanto enemigo de su causa, por lo que el busto fue fusilado y derribado de su
pedestal. Durante muchos años su familia lo guardó casi en secreto y fue
repuesto en 1985, pero de esa reposición hablaremos ya otro día.
Busto de Mariano Granados Campos en la Dehesa. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario