El 12 de julio de 1948 la Diputación provincial de Soria, presidida por Rafael Arjona, celebró una prolífica sesión plenaria en la que se trataron temas de gran importancia para la provincia, pero también se adoptaron algunos acuerdos de importancia para la capital que marcaron el desarrollo urbanístico del entorno del palacio provincial.
Uno de los asuntos tratados fue la
conveniencia de ceder al Estado el solar inmediato de su propiedad para
que se construyese la Delegación de Hacienda, que estaba entonces en un piso
del palacio de los Condes de Gómara, y donde unos pocos años después se
construirá la actual sede de la Agencia Tributaría.
Pero no fue la única decisión que
influyó en el paisaje urbano de la ciudad, pues en aquella jornada los
diputados también decidieron ampliar el espacio útil para la institución
provincial añadiéndole un piso superior al palacio sede pero manteniendo la
misma estética clásica de la fachada, una reforma que a juicio de algunos
sorianos de la época no estaba justificada ya que el entonces primer piso
estaba infrautilizado y dedicado a vivienda del secretario de la corporación.
La cuestión es que en esta jornada de
1948 se acordó la reforma y el anuncio de la pública subasta de las obras de
elevación de un piso en el Palacio Provincial, y que finalmente sería
ejecutadas por un importe de 262.709 pesetas –unos 1.500 euros- siguiendo
planos del arquitecto Arturo Contreras.
Hoy, 72 años después, el efecto está tan
asimilado que, estamos seguros, muchos lectores jamás habrían sospechado que el
último piso fue un añadido a mediados del siglo XX.
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