Entre el 29 de octubre y
el 22 de noviembre del 981 Almanzor –quien más que un ilustre militar era
entonces un bandolero sin escrúpulos– desarrollo su XIVª campaña e instaló su
cuartel general junto a la localidad soriana de Tarancueña, hoy un humilde
lugar pero de gran interés histórico que conserva abrigos con pinturas de época
neolítica y una gran villa romana.
Allí, dicen que en el paraje Las Praderas, junto al río
Adante y entre Caracena y Tarancueña, el cordobés fue atacado por una gran
fuerza militar liderada por el conde Garcí Fernández y compuesta por hombres
navarros, leoneses y castellanos que fueron derrotadas por los musulmanes. Tras
la victoria Almanzor ordenó levantar el campamento y derribar una fortaleza
entonces existente en el lugar y de la, que sepamos, no han quedado restos.
De esta mítica fortaleza nos dice Gonzalo
Martínez Díez (Las Comunidades de Villa y
Tierra… página 108 y 109) que se construiría después del año 939 y que
sería obra musulmana construida precisamente a partir de la batalla de
Al-Andega que tuvo lugar también en Tarancueña en este 939 y en la que
Abd-al-Rahman III fue derrotado, perdiendo en el enfrentamiento sus posesiones
más queridas, el Corán así como el casco y la cota de malla de oro.
La localidad está un poco alejada de la
capital, unos ochenta kilómetros, pero además de su cercanía a lugares muy
interesantes en toda la comarca, Tarancueña tiene encantos que justifican una
visita como la Fuensanta o el Cañón del río Adante o Caracena, una de las rutas
senderistas más interesantes para el otoño soriano.
Localidad de Tarancueña
(Soria).
Fuente foto: retortillodesoria.es
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