Según Juan Antonio Gaya Nuño en El Románico en la provincia de Soria, el 23 de octubre de 1193 el obispo de Tarazona
Juan Frontín consagró en Ágreda la iglesia de Nuestra Señora de la Peña, un
templo cristiano que ya llevaba entonces algunos años construido y del que se
ha llegado a decir que antes fue templo romano y después mezquita musulmana y/o
sinagoga judía al mismo tiempo pues además de encontrarse en lo que se ha dicho
que antiguamente fue barrio judío el edificio tiene la particularidad de
disponer de dos naves, por lo que se ha aventurado la posibilidad de que
hubiese una para cada religión. Además la decoración
externa que en otros templos cristianos suele ser figurativa aquí lo es
geométrica al estilo hebreo. Otros investigadores por el contrario niegan esa
posibilidad pues no comparten que aquí estuviese la aljama hebrea. Además
señalan el hecho de que el ábside de la iglesia
esté construido sobre una necrópolis de sepulturas antropomorfas muy
característicos de los cementerios cristianos de la época, algo no extraño en
cementerios judíos pero inhabitual en cementerios musulmanes.
Lo que es seguro es que se trata de la más antigua y sencilla iglesia de
las que quedan en la villa pero no es el primer templo pues antes ya existieron
otros hoy desaparecidos como los dedicados a San Julián o a la de Santa Cruz.
Se trata de un antiguo templo románico
construido en piedra de mampostería y sillar para arcos, vanos y
esquinas que hoy ha perdido el culto al ser destinado a Mueso de Arte Sacro de
Ágreda y de su comarca. Comparte con la parroquia de Cerbón la rareza de tener
esa extraña planta de dos naves asimétricas
cubiertas con cañones apuntados divididas en tres tramos por arcos fajones que
desembocan en respectivas capillas góticas cuadradas que sustituyeron a otras
románicas. Estos arcos se apoyan en semicolumnas todavía románicas que llevan
toscos capiteles decorados con motivos vegetales e historiados, como la de Adán
y Eva comiendo la manzana prohibida, figuras mitológicas, geométricas,
ángeles...
En el muro de la Epístola se abre la puerta en
cuatro arquivoltas de medio punto decoradas con trenzas y roleos, apoyados
sobre jambas con impostas sencillas. Todos estos
arcos llevan la arista achaflanada y están rodeados por chambrana de idéntico
perfil que apean en jambas escalonadas -las del arco matadas
sus aristas con un bocel- coronadas por imposta de listel y bisel. La
decoración incisa de los chaflanes dice que recuerda a los de la portada de la
iglesia agredeña de San Juan, por lo que puede ser obra de los mismos
artífices.
La
capilla absidal del lado de la Epístola, de la Santísima Trinidad, se cubre con
bóveda de crucería de ocho puntas cuyas claves se decoran con las armas de los
Castejones, patrocinadores de la obra y dueños del enterramiento allí presente
en arco conopial. Esta capilla se abre, mediante un arco apuntado, con la
capilla absidal del lado del Evangelio o de la Santísima Trinidad, cubierta con
bóveda de terceletes que fue promovida por el licenciado Juan de Torenzo en
1520.
La
parroquia perdió su categoría en el siglo XVI al fusionarse con la de San
Miguel y subsistió como iglesia hasta que perdió el culto a finales del siglo
XX, momento en el que se decidió destinarla a sede del Museo de Arte Sacro de
Ágreda y su comarca donde desde su inauguración en 2002 se muestran algunas
obras artísticas excepcionales: pilas bautismales, tallas románicas, retablos
góticos y flamencos, un frontal de altar en cuero, piezas de orfebrería y el
coro de de la iglesia de Masegoso, una interesantísima obra mudéjar realizada por entalladores de tradición musulmana que funde elementos
cristiano-góticos e islámicos, y que por la decoración de sus canecillos puede
fecharse entre los siglos XIV y XV.
En definitiva, una obra arquitectónica de gran interés que guarda tesoros
artísticos en su interior y que merece una vista en exclusiva a Ágreda.
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