jueves, 13 de octubre de 2016

14/10/1883 ~ Nace el propulsor del Museo Numantino: Ramón Benito Aceña.

El 14 de octubre nació en Valdeavellano de Tera don Ramón Benito Aceña, un personaje al que nos hemos referido en varias ocasiones y del que seguiremos hablando pues sus logros políticos y aportaciones personales perduran en la actualidad, y el hecho de que tenga dedicada a su memoria una plaza cuyo nombre oficial nadie recuerda pues todo el mundo la llama por el nombre popular, plaza de Herradores, nos parece muy poco homenaje.

Don Ramón nació en una familia acomodada de grandes propietarios ganaderos. Estudio Derecho, fue miembro de varios consejos de administración en varias sociedades, sobre todo ferroviarias, realizó inversiones en sociedades hipotecarias, fue funcionario de la administración pública en varios ministerios y se le llegó a ofrecer la alcaldía de una población en Cuba, cargo que rechazó para dedicarse a los negocios pues además de dedicarse a las empresas agrícolas y ganaderos de su familia también se dedicó a comprar tierras y cortijos en la provincia de Córdoba además de fincas desamortizadas en la zona de Santa María de Huerta.

A una edad tardía, con 41 años, en 1871 decidió dar un vuelco a su vida y sin abandonar los negocios se dedicó a la política presentándose a las elecciones de 1871 como candidato del partido Conservador por el distrito de Soria al Congreso de los Diputados. Fue elegido y representó a Soria en el Congreso durante ocho legislaturas como diputado y como senador desde 1899 y hasta su muerte en 1916.

Aunque residió en Madrid y en Sevilla, acudía a Soria con frecuencia y conocía sus problemas de primera mano. Pese a ser un terrateniente y hasta un cacique, a diferencia de otros políticos provinciales de la época don Ramón supo ganarse el cariño y la confianza de sus electores que, con independencia de su ideología, le votaban mayoritariamente pues demostraba su activo papel en las Cortes trabajando y reivindicando los intereses de la provincia.

Quizá su mayor logro político fue que el ferrocarril Soria-Torralba llegase a ser una realidad pues, en principio, no contaba con el interés de los gobernantes nacionales ni de las grandes empresas, pero don Ramón supo hacer que el proyecto fuese interesante. También intervino en la redacción de proyectos legislativos para el desarrollo de la agricultura y la ganadería, consiguió la construcción de la carretera del Zarranzo al Valle, consiguió una subvención del Estado para edificar la Escuela de niñas y en parte el nuevo juego de pelota. Otros grandes logros que consiguió aportando dinero de su propio patrimonio fue la construcción de carreteras y caminos en su pueblo, legó edificios para que se instalase el ayuntamiento y el juzgado.

Sin embargo las donaciones más destacadas fueron la construcción de un monumento en honor a los héroes de Numancia y la construcción del Museo Numantino que donó al Estado.

Don Ramón murió en Madrid en diciembre de 1916, muy pronto hará un siglo, lo que convertirá la efeméride en la ocasión idónea para honrarle y reconocer su filantrópica labor.


Retrato de Ramón Benito Aceña, obra de Maximino Peña, en el Museo Numantino perteneciente a los fondos del propio museo.

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