jueves, 26 de noviembre de 2020

27/11/1589: La evolución de los nombres del callejero.

Si un soriano del pasado nos refiriese una dirección, posiblemente más que el nombre de su calle nos indicaría la cuadrilla a la que pertenece y emplease topónimos que nos harían dudar de si hablamos de la misma ciudad.

Algo que nos pasa frecuentemente a los que nos da por examinar papeles antiguos, y si las únicas referencias geográficas indican “el rastro”, “la calle de la ollería” o “el callejón del Espíritu Santo”, no nos queda más que invocarnos a este último para que nos aclare a qué calle actual se refiere, o mejor aún, a las documentadas investigaciones de José Ignacio Esteban Jáuregui que ha recogido en varios y recomendables artículos.

Hoy veremos un ejemplo de un lugar que ha cambiado varias veces de nombre, una de forma oficial y otras de forma oficiosas por la actividad mercantil que allí se ha celebrado.

En uno de esos artículos sobre la evolución urbana de la ciudad, Jáuregui nos recuerda que, tal día como hoy de 1589, el corregidor de Soria decidió que para mejorar el precio de la carne, además del mercado de los sábados, éste debía celebrarse también los martes, indicando que esas ventas debían realizarse en los soportales del rastro.

Sería un tanto complicado sintetizar ese artículo pero resumiéndolo a lo fundamental, el lugar conocido como el rastro de Soria, también llamado el rastro y el registro, e incluso de los silleros o cabestreros, era el emplazamiento que entonces serían extrarradios, donde se sacrificaban los animales destinados al consumo de carne, una especie de matadero al aire libre, correspondiendo el lugar de ese nombre al espacio entonces dotado de soportales que había en la actual plaza de Mariano Granados y calle Ferial.

Esa denominación y uso como topónimo es frecuente en la documentación oficial hasta el siglo XVIII y, aunque el matadero al aire libre se trasladó al emplazamiento donde ahora está el edificio del Espolón 10, aún aparece de cuando en cuando en la prensa del XIX como referencia toponímica residual del pasado, momento en el que la plaza se llamaba del Campo y el popular nombre del rastro sustituido por el de “acera de Monge”, nombre con el que se referían nuestros padres y abuelos a lo que hoy nosotros llamamos la “acera del Queru”, y eso que también fue la “Plusul”, la del Barrón, del Antojos, del BB…

Acera de Mariano Granados hacia 1900 donde estuvo el rastro de Soria.
JCYL AHPSo 5415, colección Luis Martínez de Toro Olalla.


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