Hace unos días comentamos que una de las consecuencias de la conversión de la Escuela Normal de maestro y maestras en estudios superiores, fue la llegada a Soria de profesionales para hacerse cargo de la formación académica del centro, y uno de ellos fue el profesor Pedro Chico y Rello, un madrileño de 34 años de edad hijo de docentes y pedagogos que, tal día como hoy de hace ciento tres años, vino a nuestra ciudad a ocuparse de la cátedra de Geografía de la Normal, y que durante esos trece años que permaneció entre nosotros acabó siendo un personaje querido por sus alumnos y respetado por todos los demás, alguien fundamental en la Soria de la década de 1920.
De
entre todas las fondas y pensiones de la ciudad, Pedro Chico eligió la de
Isabel Cuevas que le ofreció la habitación en la que antes se había alojado su
yerno, el poeta Antonio Machado, que se había marchado de la ciudad cinco años
antes al poco tiempo de enviudar y, aunque habían pasado varios años y casi con
seguridad varios huéspedes, Chico y Rello confesó mucho tiempo después que en
varios cajones de un mueble encontró muchas hojas escritas por el poeta,
borradores sin valor literario pero de gran valor histórico que al final se
perdieron para siempre.
En
Soria Pedro Chico fue un profesor querido y reconocido por sus alumnos pero
pronto se integró activamente en la sociedad de su época como colaborador de
prensa, concejal del Ayuntamiento, conferenciante o miembro del Casino y del
Ateneo de Soria, actividades que alternaban con la de investigador y escritor
de libros de pedagogía y geografía.
Pedro Chico y Rello con su hermana Mercedes en 1980 durante un acto de homenaje a su hijo fallecido el ingeniero Juan José Chico Gárate. |
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