Buena parte de la grandeza que tuvo Soria en el pasado se debe a los privilegios y mercedes que los monarcas castellanos concedían a determinadas poblaciones para agradecerles sus servicios prestados o compensarles por algunas situaciones de marginación y así asegurar su existencia. De una de esas exenciones hablaremos hoy.
Desde
tiempos muy antiguos, la ciudad de Soria celebraba un mercado los jueves, algo
que ya aparece en el Título XVIII del “Fuero de Soria” al incluir como día
feriado los jueves, por razón del mercado, sin embargo, aunque el hecho de
tener mercado fuese algo importante que no todas las poblaciones tenían, estaba
como casi todos, sujeto al pago de impuestos.
En
1465, el francés conde de Fox, alegando los derechos sucesorios de la familia
de su esposa, formó un ejército formado por ocho mil soldados franceses y
navarros con el que se dispuso a tomar las plazas que consideraba suyas y
estaban entonces bajo el control de Castilla. Llegó hasta Alfaro para
encontrarse que los vecinos se habían encerrado dentro sus murallas, por lo que
franceses y navarros sitiaron la ciudad en espera de su claudicación, pero
antes pudieron salir a pedir ayuda al rey de Castilla que envió las fuerzas que
tenía más próximas, las del Señor de los Cameros que acudió con riojanos, y el
capitán soriano Rodrigo de Morales que allí se plantó con gentes de Soria. No
está claro si al final hubo combate (los de Alfaro dicen que sí y, claro, que
ellos fueron los más valientes), pero lo cierto es que el francés decidió
retirarse y aunque por el camino hizo algún intento de retomar sus planes fue
en balde.
El
rey de Castilla, Enrique IV, quiso compensar las molestias y mostrar su
agradecimiento a los implicados por lo que concedió varios privilegios. Cuentan
que, el 20 de noviembre de 1465, cuando tuvo delante al soriano, le permitió
pedirle lo que quisiera. El capitán Morales, en vez de pedir mercedes y gracias
para su persona, le pidió que se dignase conceder algo para todos los sorianos,
un mercado franco a la ciudad para que además de los privilegios que establecía
el Fuero (que nadie podía ser pendrado, emplazado o llamado a juicio) se
permitiese que todas sus compras y ventas estuvieran libres del pago de
alcabalas, un impuesto que podría determinarse más o menos en torno al diez por
ciento, y que haría mucho más interesante comprar en Soria.
Esta
noticia documentada por diversas fuentes, se contradice con la información que
ofrece la placa epigráfica (mandada colocar en 1621) que existe en los
soportales de la Audiencia y que dice que la concesión del mercado franco correspondió
a los Reyes Católicos y en 1475, por lo que en algún sitio ha debido cometerse
un error, o más bien que, más que una concesión, se tratase de una confirmación
de privilegios como era costumbre entre los reyes el primer año de su mandato.
Mercado de los jueves en Bernardo Robles (2003). Foto Alberto Arribas. |
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