martes, 30 de agosto de 2016

31/08/1743 ~ Benedicto XIV reconoce la santidad de Saturio.

El ermitaño Saturio había sido declarado santo por aclamación popular pocos años después de su muerte pero esos procesos de canonización antiguos sin control papal unido a la gran antigüedad de la época en la que vivió hacía que aunque los sorianos no dudasen de la santidad de su santo, la postura oficial de la Iglesia Católica fue mucho más cautelosa y oficiosamente su existencia hasta se ponía en duda.

Los sorianos no albergaban dudas y sus obispos tampoco pues realizaron irrefutables pruebas técnicas sobre sus restos como la de comprobar que olían a perfume, pero aún así no estaban satisfechos y querían que el papa reconociese oficialmente la santidad de Saturio. Para ello se inició una campaña en la implicaron al rey Felipe V quien debía algún que otro favor a los sorianos por su apoyo en la Guerra de Sucesión y con beneplácito de la corona española y toda la documentación recogida en un libro escrito por Juan Antonio Simón y de nombre larguísimo que resumimos en “El Anacoreta canonizado”, los sorianos remitieron al Vaticano su propuesta.

Finalmente fue el 31 de agosto de este 1743 cuando el papa Benedicto XIV firmó la correspondiente bula en la que reconocía la santidad de Saturio con todos los derechos y así elevó su liturgia al rango de rito doble de primera clase con octava para la capital y de rito doble, pero sin octava ni fiesta de precepto, para el resto del obispado, ordenando también rezar el oficio divino y misa de San Saturio a todos los obligados al rezo del oficio divino en Soria.

La noticia de esta canonización tardó en llegar hasta a capital soriana casi un mes, concretamente el 28 de septiembre, y causó tanto alborozo que los sorianos decidieron tomarse un tiempo para organizar unas fiestas como nunca se habían conocido en Soria (y probablemente no se hayan celebrado otras igual) y organizaron unas fiestas extraordinarias entre los días 2 al 10 de noviembre en los que hubo corridas de toros mañana y tarde hasta lidiarse 37 animales, bailes, fuentes que daban vino, procesiones, misas solemnes, iluminaciones nocturnas, fuegos artificiales, reparto de limosnas a los pobres… Los festejos fueron tan importantes que el sacerdote y poeta adnamantino Manuel Gutiérrez Caravantes decidió recordarlos y publicar un libro en verso titulado Descripción de las fiestas que celebró la Ciudad de Soria al glorioso San Saturio, su hijo y patrón.


Imagen de San Saturio en el citado libro de Manuel Gutiérrez Caravantes.

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