Estamos tan acostumbrados a hacer algo tan sencillo
como abrir el grifo y que salga agua que no somos capaces de valorar los
problemas que ha tenido la ciudad de Soria a lo largo de los siglos para
suministrar agua corriente a sus vecinos.
Un día tendremos
que dedicar un monográfico sobre el tema en el que recojamos noticias y
comentarios que nos permitan hacernos una idea de los grandes esfuerzos y
sacrificios de nuestros antepasados para sacar adelante ese proyecto, pero mientras
tanto y para hacernos una idea de la situación a mediados del siglo XIX ofrecemos
noticias como la del acuerdo plenario del Ayuntamiento de la ciudad que en esta
fecha trató el asunto y que resulta tan revelador que no precisa más comentarios:
“Los daños y
perjuicios que se experimentan son considerables, pues se pierde la plantación
del nuevo vivero, destinado a proveer los paseos y caminos públicos; los
vecinos se ven obligados a estar horas enteras en la fuente, perdiendo su
trabajo y permaneciendo la mayor parte de la noche esperando su vez,
originándose incluso disputas y golpes. Muchos vecinos mandan a los criados con
caballerías para surtirse del agua necesaria a la fuente de la Teja, distante
de la población; o se acarrea del Duero, que además de la distancia ofrece
frecuentemente el inconveniente de no tener potables sus aguas (…) solo pueden
usarlo los vecinos bien acomodados, porque ¿cómo es posible que el jornalero,
el artesano, más mucha parte de los vecinos puedan costear los gastos
consiguientes a traer el agua de dichos puntos?”
Ahora que no nos
oye nadie hagamos una reflexión ¿Todavía pensamos que el agua es cara?
Fuente Cabrejas. Una de las de más solera que quedan en la capital soriana. |
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