Cuatro años antes se nombró XXXIIIº obispo de
Osma al fraile agustino Alonso de Toledo y Vargas quien no llegó
a residir en la diócesis pues como confesor del rey Pedro I de Castilla tendría
que estar a su lado asesorándole y confesando los muchos y graves pecados de
este monarca. Y es que otra cosa no pero pecados, el rey Pedro tendría una
buena retahíla que confesar a diario, y parece que ejerciendo este papel de
orientador moral del rey, fray Alonso intentó corregir al colérico Pedro quien con
ese carácter que tenía amenazó al fraile que tuvo que huir bien lejos de las
iras del rey y se refugió en Italia desde donde siguió administrando a
distancia su obispado en Osma, nombrado por poderes a su hermano Alfonso para
que le administrara la diócesis y en su nombre cobrara las rentas del obispado
o nombrara alcaide de la fortaleza de Osma, lo que hizo tal día como hoy
nombrando a un tal Simón López.
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Castillo de Osma (Soria).
Fuente foto: castillosdelolvido.com
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