En esta jornada, derrotado y
herido de muerte en Calatañazor, el temible guerrero cordobés Almanzor muere en
Bordecorex y es enterrado en Medinaceli.
Pocos meses antes de esta fecha Almanzor había
iniciado una de sus campañas de ataque y saqueo de la zona cristiana que en este
caso le llevó hasta el monasterio de San Millán de la Cogolla que fue
destruido. Tras esa campaña y de regreso hacia el sur. Los ejércitos navarro,
leonés y castellano envolvieron las huestes cordobesas en Calatañazor
derrotándole e hiriendo de muerte al invencible caudillo, el temible Almanzor
cuyo nombre equivalía a mentar el del mismísimo demonio.
Las tropas cordobesas huyeron en desbandada hacia
el sur y al pasar a la altura de Bordecorex tuvieron que detenerse pues
Almanzor agonizaba. Algunos historiadores dicen que murió allí mismo y que sus
restos fueron trasladados a Medinaceli, aunque hay otros que dicen que llegó
vivo hasta allí pero que falleció en la alcazaba de la villa. Lo que sí hay
acuerdo es en decir que Almanzor fue enterrado en Medinaceli pero se ofrecen
varios emplazamientos.
Las fuentes árabes -principalmente las ofrecidas por Ibn Hayyan, hijo
del secretario de Almanzor, y de Ibn Darray que glosaron su figura como un
héroe y de los que han copiado los demás cronistas- dicen que fue enterrado en
el patio de la alcazaba de Medinaceli, envuelto en un sudario confeccionado por
sus hijas y comprado con el dinero que le rentaban unas tierras que heredó de
su padre. El cronista árabe Al-Maqqari cuenta que tras cada batalla acostumbraba
a sacudirse el polvo de su ropa sobre una pieza de cuero y que al ser inhumado
se le envolvió en aquel polvo y se colocó el epitafio con los versos “Su
legado proclama sus hazañas como si con tus propios ojos lo vieras; / Ay, lo
juro por Alá, el tiempo nunca traerá a uno como él y nadie protegerá las
fronteras después de él”.
Otros historiadores también afirman que fue enterrado en Medinaceli pero
no en el patio de la alcazaba sino en "el cuarto cerro de
Medinaceli" donde consta su existencia como lugar de peregrinaje durante
siglos. Aún en la misma zona, en Benamira hay una vieja tradición que afirma
que Almanzor está enterrado en el paraje Monteagudillo, junto a un despoblado
llamado Egido al que la misma tradición dice que fue poblado musulmán.
Tras la muerte de Almanzor el poder recayó en su
hijos que sin el carisma de su padre e inmersos en luchas internas acabaron
perdiendo los logros militares conseguidos por él, de forma que su muerte su
considera el punto de inflexión más importante de la Reconquista.
Aunque el
autor lo sitúe en otro emplazamiento, un relato novelado sobre la tumba de
Almanzor puede leerse en la novela de Jorge Larena Castellón “Las Tablas de
Agharta” (Sotabur 2001), una interesante novela de acción e intriga que se
desarrolla en nuestra provincia y que resulta muy entretenida de leer para
estas tardes estivales.
Castillo de Medinaceli (Soria) donde puede estar enterrado Almanzor. |
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